- Título original: How to Train Your Dragon
- Año: 2025
- Formato: Live-action (remake de la película animada de 2010)
- Dirección: Dean DeBlois
- Producción: Universal Pictures / DreamWorks Pictures
- Género: Fantasía, aventuras, familiar, drama
- Reparto: Mason Thames (Hipo), Nico Parker (Astrid)
- Música: John Powell
- Duración: Por confirmar
- Estreno: Previsto para finales de 2025
Argumento
Esta nueva versión retoma la historia ya conocida: Hipo, un joven vikingo, vive en un mundo donde los dragones son considerados enemigos naturales. Un día, logra derribar a uno de los más temidos: un Furia Nocturna. Sin embargo, no es capaz de matarlo. En un acto de compasión, lo libera. Así nace una relación inesperada que pondrá en entredicho las creencias y costumbres de todo su pueblo.
Este dragón, herido y vulnerable, recibe en la versión hispana el nombre de Chimuelo, un apodo que en español suena más a mascota inofensiva que a criatura mítica. Una ironía poderosa: el más temido se vuelve el más cercano. Aquello que parecía monstruoso resulta ser profundamente noble. Este cambio de perspectiva se convierte en la gran crisis del relato.
El rechazo al que piensa distinto: cuando lidera un necio
La historia del pueblo de Berk no sería tan potente si no mostrara un problema profundamente humano y vigente: quien dirige un grupo puede ser un fanático, un oportunista, un tonto o un necio. No necesariamente por maldad, sino por miedo. Porque quien no tiene respuestas, impone reglas. Quien no escucha, grita. Y quien no comprende, persigue.
El jefe de Berk —como tantos líderes actuales en nuestras familias, instituciones o países— desprecia a quien cuestiona la tradición. Castiga al que duda. Margina al que piensa diferente.
Para él, Hipo es un problema. No por débil, sino por valiente. Porque se atreve a mirar al enemigo con compasión. A cuidar en vez de destruir. A preguntar en vez de repetir. Y eso lo convierte en una amenaza para un sistema construido sobre el miedo y la obediencia ciega.
¿La guerra de los padres debe ser la guerra de los hijos?
Esta es la gran pregunta que atraviesa la historia. ¿Debe usted seguir luchando batallas que no ha elegido? ¿Debe heredar enemistades que nunca comprendió? ¿Debe asumir como propios odios que solo le han sido transmitidos, pero nunca explicados?
Hipo no hereda el odio. Rompe el ciclo. No por deslealtad a su padre, sino por fidelidad a una verdad más profunda. Porque se atreve a amar lo que su padre no supo comprender. Chimuelo representa al otro: lo desconocido, lo excluido, lo que se teme… y que solo se vuelve enemigo cuando se le agrede.
Del miedo al dogma: pareceres que se convierten en ley
En Berk, las creencias no se fundamentan: se repiten. La guerra contra los dragones es una tradición no cuestionada, elevada a verdad incuestionable. Así ocurre también en nuestras realidades:
- En familias donde no se permite al hijo pensar distinto sin ser visto como traidor.
- En comunidades religiosas donde quien pregunta es acusado de tibieza o infidelidad.
- En sociedades donde el prejuicio es más fuerte que la experiencia personal.
Lo que Cómo entrenar a su dragón revela con fuerza es que cuando el miedo se impone como cultura, toda diferencia se convierte en amenaza. Y toda institución corre el riesgo de convertirse en una secta cuando quien lidera no tolera la disidencia.
Chimuelo y la ternura del enemigo
El nombre Chimuelo es revelador. Humaniza al dragón. Rompe la lógica del temor. Y con ello, también expone los prejuicios de quien se niega a mirar con otros ojos.
El “chimuelo” es el que no encaja, el excluido, el que no responde a la imagen del enemigo temible. Pero es también quien más comprende, quien más ama, quien más protege. Su figura, en la película, se convierte en símbolo de esa verdad que los sistemas de poder intentan silenciar: el otro tiene rostro, alma y dignidad.
Conclusión: entrenar la mirada antes que al dragón
La nueva versión de 2025 no es solo una actualización estética. Es una oportunidad para preguntarse:
¿Todo lo que heredó es válido?
¿Todo lo que teme tiene fundamento?
¿Todo lo que excluye merece ser excluido?
Entrenar a su dragón es, en realidad, entrenar su capacidad de mirar de nuevo. De escuchar lo que nunca se escuchó. De cuidar lo que otros destruyeron. De amar incluso a quien la tradición llamó “monstruo”. Porque la guerra de los padres no tiene por qué ser la guerra de los hijos. Y tal vez, solo tal vez, el futuro empiece cuando usted se atreva a pensar distinto.