La sociedad contemporánea se ha caracterizado por la rápida difusión de la información y la influencia de las redes sociales, lo que ha llevado a una mayor valoración de lo efímero y la búsqueda de la atención inmediata. En este contexto, es cierto que algunas élites y figuras públicas pueden estar más preocupadas por agradar y ganar fama y notoriedad que por la calidad o el contenido de lo que transmiten.

Las redes sociales y otros medios de comunicación han creado un entorno en el que la atención se centra en la viralidad, los «me gusta» y los seguidores. En muchos casos, esto ha llevado a que las personas busquen generar contenido que sea atractivo y llamativo en lugar de enfocarse en la profundidad o la relevancia del mismo.

Además, en algunos sectores de la sociedad, existe una obsesión por la fama y la notoriedad, lo que lleva a las élites a buscar constantemente la atención y el reconocimiento público. Esto puede conducir a una falta de atención a los contenidos y a una priorización de la imagen y la popularidad.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que esta tendencia no es exclusiva de las élites. La presión por destacar en un mundo cada vez más conectado y competitivo puede afectar a personas de diferentes estratos sociales. La sociedad en su conjunto está expuesta a una avalancha constante de información y estímulos, lo que puede contribuir a una atención fragmentada y a una valoración de lo efímero.

A pesar de esta dinámica, también existen personas y grupos que se dedican a promover contenidos de calidad, con sustancia y relevancia, y que buscan superar la superficialidad y la efimeridad. La clave está en fomentar actitudes de apreciación la profundidad, la reflexión y el análisis crítico, para contrarrestar la tendencia hacia lo efímero y cultivar una sociedad más informada y comprometida.