Abrir un portal en la red, en el cual se difunden los datos de la expación del Covid-19 en tiempo real, resulta agobienate y estremecedor, por algunos motivos:
- Por la impotencia e inutilidad de las autoridades (y de las élites) del Ecuador, en todos los niveles -desgraciadamente, no salvo a ninguno, quizá al alcande de Quito (quizá). Quienes ejercen el poder, viviendo de las apariencias, pero -a un mirada aguda- no se esconde su desconocimiento o su mala fe. Estos, se aprovechan de la situación para su beneficio o sus interes.
- Por el acecho, nada ficticio, del covid-19 que afectara a todos: a los seres queridos, a los amigos de edad avanvada, etc. Sabiendo que, para los ancianos y afectados por otras enfermedades, el coronavirus es letal. Igual, que la dureza de reconocer y afontar que cada uno podemos ser portadores del mal.
- Por las malas costumbres de la mayoría de ecuatorianos, con respecto a ser cuidadosos con las medidas de protección y cuidado de la salud: lavarse bien las manos… usar jabón, cuidar el consumo de alimentos, etc. Hábitos no precisamente adquiridos por los ecuatorianos.
- Por la falta de preparación del sistema de salud, en caso de llegar a requerir respiradores y buenos profesionales de asistencia (tan escasos). No recuerdo la última vez que agradecí, por un trabajo bien realizado en una instución de salud pública. Desgraciadamente, ni el IESS (seguro de los trabajadores) sirve -es mi experiencia-: me rompí el tendón de Aquiles, hace un año, el ímbecil que me atendió me prometió llamarme para la cirujia, sentenciadome que tenía 21 días para realizar esa operación.
- Por la situación económica de los ecuatorianos (de los pobre y no poderosos). Situación que ha ido en picada por la desgracia de un gobierno pusilanime e ignorante en el servicio a los más pobres. Muchos vivimos al día, con entradas escasísiamas, soportando como ha sido costumbre ecuatoriana de la insolencia de déspotas y gamonales, a los que hay que servir, sin pensar y sin responder, porque la veganza de esos es encarnizada.
Esto recuerda que los ecuatorianos estamos mañatados por altaneros y amos. El Covid-19 vendrá, la población ecuatoriana es, en su mayoría, joven y llorara a los seres queridos difuntos, como lloró a los doce muertos (oficiales) de octubre en las protestas, a los cuales los personajes del gobierno ni siquiera recuerdan y los gamonales niegan y condenan -según ellos- por la insolencia de haberse expresado.
¿Hasta cuándo? Hasta que cada ecuatoriano descubra y extirpe de su modo de pensar y de obrar, esa forma (despótica) de ejercer el poder, que lleva en las médulas y que necesita someter, en nombre de alguien (de la ley, del estado… hasta de Dios), a otros.