La corrida de toros reclama a los seres humanos la respuesta del sentido personal de su vida, del porqué vivir. Y surge la pregunta inoportuna, molesta, insistente, desagradable, recalcitrante… Hay quienes huyen… y creen que huirán siempre:

Me he vestido de fiesta,
con mi traje de luces,

con mi entera desnudez expuesta al viento.

Mi presencia grita en medio de la arena.

La soledad y el solazo
escuecen mis entrañas.

Aquí estoy solo,
delante de la vida.

¡Decidido a vivir!