Si se afirma que la corrupción es algo generalizado, esto implica que existe un problema estructural en el sistema, lo que significa que la corrupción se ha convertido en una práctica común y normalizada en la sociedad. Sin embargo, esto no significa que no haya experiencias de comportamiento que no sean corruptas.

Hay individuos y grupos que actúan con integridad y honestidad, incluso en un entorno donde la corrupción es común. Estas personas son una prueba de que el cambio es posible.

Para esperar un cambio en relación a la corrupción, es importante fomentar y fortalecer una cultura de integridad y transparencia en todos los niveles de la sociedad, desde el gobierno y las empresas hasta la comunidad en general. Esto requiere un compromiso real por parte de todos los actores, así como una educación adecuada en valores éticos y morales.

Es importante destacar que el cambio puede llevar tiempo y esfuerzo, pero es posible. La creación de sistemas de control y supervisión efectivos, la aplicación rigurosa de las leyes y la promoción de una cultura ética son algunas de las estrategias que pueden contribuir al cambio.