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El Paso del Inca. Rumiñahui. Valle de los Volcanes, Machachi. |
Leonidas Proaño
construye la figura de El Ángel de la
resurrección, en la que propone el personaje de la esperanza que estas
detrás de cada agobio, de la oscuridad, de la impotencia… de todo aquello que
es un signo de muerte y de maldad. Las tinieblas de la acción demoníaca que se
ciernen sobre el ser humano, anegándolo en amargura y desesperación, se convierten,
gracias a la promesa radicada en la existencia, en ímpetu para afrontar las
adversidades. La liturgia cristiana adoptó los lucernarios, ceremonias
vespertinas, celebradas en la oscuridad, para anunciar la resurrección de
Cristo; en ellas, un cirio encendido ilumina las tinieblas de la noche; con esta
acción se proclama que aunque las dificultades caigan sobre la conciencia del individuo
existe una luz inextinguible e indefectible: la misericordia, principio y fin
de cada biografía personal y de la historia humana.
construye la figura de El Ángel de la
resurrección, en la que propone el personaje de la esperanza que estas
detrás de cada agobio, de la oscuridad, de la impotencia… de todo aquello que
es un signo de muerte y de maldad. Las tinieblas de la acción demoníaca que se
ciernen sobre el ser humano, anegándolo en amargura y desesperación, se convierten,
gracias a la promesa radicada en la existencia, en ímpetu para afrontar las
adversidades. La liturgia cristiana adoptó los lucernarios, ceremonias
vespertinas, celebradas en la oscuridad, para anunciar la resurrección de
Cristo; en ellas, un cirio encendido ilumina las tinieblas de la noche; con esta
acción se proclama que aunque las dificultades caigan sobre la conciencia del individuo
existe una luz inextinguible e indefectible: la misericordia, principio y fin
de cada biografía personal y de la historia humana.
El
Ángel de la resurrección
Ángel de la resurrección
Yo soy el Ángel de
las alegrías,
las alegrías,
yo soy el Ángel de
las madrugas…
las madrugas…
Yo removí la
piedra del sepulcro
piedra del sepulcro
de la Resurrección
en la mañana…
en la mañana…
Ahuyentando la
noche van mis ojos
noche van mis ojos
con claridades
blancas,
blancas,
y la alegría de mi
rostro alegre,
rostro alegre,
y el aleteo de mis
grandes alas
grandes alas
van poniendo
sonrisas
sonrisas
y tintas nacaradas
en el azul
limpísimo del cielo,
limpísimo del cielo,
en la blancura de
las nieves altas,
las nieves altas,
en las puntas
verdosas de los árboles,
verdosas de los árboles,
en las subidas y en
las hondonadas,
las hondonadas,
en las torres y en
las plazas…
las plazas…
Yo soy el Ángel de
las alegrías,
las alegrías,
yo soy el Ángel de
las madrugadas…
las madrugadas…
Después de las
tormentas,
tormentas,
soy viento que
resbala,
resbala,
como caricia de
las manos suaves
las manos suaves
de una madre
cariñosa y santa…
cariñosa y santa…
Después de la
negrura de la noche,
negrura de la noche,
en diamantes de
plata
plata
cambio con mi
respeto
respeto
las lágrimas que
encuentro: ¡tantas lágrimas!
encuentro: ¡tantas lágrimas!
y, en un himno
grandioso,
grandioso,
toda la vida de
las madrugadas.
las madrugadas.
Era la noche
eterna…
eterna…
en medio de la
nada
nada
florecieron los
mundos…
mundos…
con sonrisa de
plata
plata
regué todas las
cosas…
cosas…
y después de la
falta
falta
de los hombres
primeros,
primeros,
resplandecí con
luces de esperanza,
luces de esperanza,
con luces blancas
y rosa,
y rosa,
como las luces de
la madrugada…
la madrugada…
Noche de siglos,
Noche de pecado.
Noche de pecado.
Noche angustiosa y
larga…
larga…
pero mi luz de
rosa
rosa
se trocó de
promesa en alborada…
promesa en alborada…
e ilumino la cuna
del Pesebre,
del Pesebre,
y sonreí mientras
Jesús lloraba,
Jesús lloraba,
porque el Pesebre
pobre
pobre
era la cuna de una
madrugada,
madrugada,
porque el Niño
Divino
Divino
era el hermoso Sol
de la mañana.
de la mañana.
Vinieron las
tinieblas
tinieblas
en tentativa
revolucionaria
revolucionaria
y nublaron el día
con satánica
rabia.
rabia.
El triunfo de la
noche era completo.
noche era completo.
¡Qué horas tan
amargas!
amargas!
Mi luz –sonrisa de
las Navidades-
las Navidades-
entró al sepulcro
a recoger las sábanas.
a recoger las sábanas.
El Sol del día –Cristo-
resucitó
triunfante esa mañana…
triunfante esa mañana…
¡Yo removí la
piedra del sepulcro
piedra del sepulcro
con el esfuerzo de
mis grandes alas!
mis grandes alas!
Yo soy el Ángel de
los Aleluyas,
los Aleluyas,
yo soy el Ángel de
las madrugadas…
las madrugadas…
De entonces soy
sonrisa,
sonrisa,
soy la sonrisa de
las cunas blancas…
las cunas blancas…
En la Iglesia,
soy el silencio de
Hostia santa…
Hostia santa…
En el claustro,
soy la pureza de
las almas castas…
las almas castas…
Para los
pecadores,
pecadores,
soy la alegría del
raudal de lágrimas…
raudal de lágrimas…
Para las almas
tristes,
tristes,
soy luz de
madrugada…
madrugada…
Para ti,
sacerdote,
sacerdote,
que mueres cada
día por las almas…
día por las almas…
para ti,
sacerdote,
sacerdote,
que siembras entre
lágrimas…
lágrimas…
para ti,
sacerdote, cada día,
sacerdote, cada día,
vengo al clarear
el alba,
el alba,
para decirte que
la muerte es vida,
la muerte es vida,
para poner sonrisa
en tu alma,
en tu alma,
para cantarte el
himno de alegría:
himno de alegría:
el Aleluya de las
madrugadas…
madrugadas…
1936