Portada de la Revista Psicosocial N° 8, Mejía, Pichincha

 Se podría comparar el quehacer de la política con el
juego de chullitas y bandidos: por un lado, estarían aquellos desalmados que se
hacen con el botín (los recursos y las oportunidades de todos), para su
provecho y el provecho de sus amistades (los bandidos);
  mientras, por otro lado, estarían quienes
tienen
  un verdadero interés por ayudar a
la comunidad (los chullitas).
El elemento dirimente para pertenecer al bando de
los bandidos o de los chullitas es la existencia y la alineación al bien común,
manifiesto en una verdadera propuesta política, diseñada a partir de la
determinación de los problemas de la localidad y las soluciones consideradas
adecuadas y oportunas. El bien común se caracteriza por ser consensuado, por
tanto, debe ser pensado y asumido por todos o al menos por la gran mayoría, evitando
la tiranía de unos pocos o de unos grupos que, a cuenta de ejercer la autoridad,
imponen sus pareceres, se aventajan y se aprovechan.
La preguntar ¿Cuál es el bien común al que aspira una
sociedad? es fundamental para reconocer a que bando se pertenece, si es bandido
o chullita. El empeño de diseñar el bien común de una sociedad es permanente
pues, no se puede olvidar, que es la capacidad de adaptarse y responder a las
necesidades, asegura la supervivencia.
Pero, qué se puede decir ¿Cuándo el acontecer
histórico de un pueblo va a la deriva? ¿Cuándo no existe un bien común
consensuado y solo están vigentes los intereses aislados de unos y otros?
¿Cuándo el despotismo impera sobre todos, especialmente sobre los pobres y
débiles? Se puede recordar esos pueblos sucios y medio destruidos, que
presentan las películas de vaqueros en el Viejo Oeste, donde no rige ley alguna
(bien común) y se esperan pistoleros que se maten unos a otros o a quienes les
den fastidio.
La batalla en la política siempre enfrentará a estos
dos partidos: los bandidos, que amaestran a la gente -que no tiene una idea de
bien común- para someterla a su servir; con los chullitas, aquellos que aspiran
al beneficio de todos (un bien común), iniciando con el honor de pensar.