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Dibujo Fabián Latorre, libro Quedan los árboles que sembraste, Riobamba, 1984 |
El
joven Leonidas Proaño escribe, al final del año 1927, el poema La flauta; en esta obra se percibe la concepción
del indio por parte de un joven blanco mestizo, nacido en san Antonio de Ibarra;
de hecho, el mozuelo no sabía quichua, como se constata por los estudios que
realizará de la runa shimi en el
seminario mayor san José de Quito; incluso, se sorprenderá, pocos meses antes
de su muerte, acaecida en agosto de 1988, de la costumbre indígena de la primera
teja con motivo de terminar la casa en
Pucahuico, comunidad perteneciente a su parroquia de nacimiento.
joven Leonidas Proaño escribe, al final del año 1927, el poema La flauta; en esta obra se percibe la concepción
del indio por parte de un joven blanco mestizo, nacido en san Antonio de Ibarra;
de hecho, el mozuelo no sabía quichua, como se constata por los estudios que
realizará de la runa shimi en el
seminario mayor san José de Quito; incluso, se sorprenderá, pocos meses antes
de su muerte, acaecida en agosto de 1988, de la costumbre indígena de la primera
teja con motivo de terminar la casa en
Pucahuico, comunidad perteneciente a su parroquia de nacimiento.
La flauta inicia afirmando la tristeza, que será la línea
dominante del poema y cuya raíz pretende alcanzar al final: la libertad del indio,
que le ha sido usurpada por la dureza del hombre. Conmueve apreciar el sentimiento
de distancia e igualdad entre el autor y protagonista; igualmente, la compartida
tristeza que encuentra justificación en el desventurado destino incomprensible
y en la impotencia de encontrar la posibilidad de restituir la libertad a quien
le ha sido enajenada y se le ha marginado en una presunta inferioridad.
dominante del poema y cuya raíz pretende alcanzar al final: la libertad del indio,
que le ha sido usurpada por la dureza del hombre. Conmueve apreciar el sentimiento
de distancia e igualdad entre el autor y protagonista; igualmente, la compartida
tristeza que encuentra justificación en el desventurado destino incomprensible
y en la impotencia de encontrar la posibilidad de restituir la libertad a quien
le ha sido enajenada y se le ha marginado en una presunta inferioridad.
El
descomunal problema, que pende en este sencillo poema, encontrará solución con
la contribución de Mons. Proaño de su práctica de priorizar la palabra y revitalizar
la cultura en cada individuo; tal aporte, reposará sin la correspondiente elaboración
conceptual, debido a la obnubilación provocada por las propuestas eurocéntricas
y evolucionistas que impiden la respectiva elaboración.
descomunal problema, que pende en este sencillo poema, encontrará solución con
la contribución de Mons. Proaño de su práctica de priorizar la palabra y revitalizar
la cultura en cada individuo; tal aporte, reposará sin la correspondiente elaboración
conceptual, debido a la obnubilación provocada por las propuestas eurocéntricas
y evolucionistas que impiden la respectiva elaboración.
Comparto
el mencionado poema de Mons. Leonidas E.
Proaño, tomado del libro Quedan los
árboles que sembraste (Riobamba, 1984), p.16:
el mencionado poema de Mons. Leonidas E.
Proaño, tomado del libro Quedan los
árboles que sembraste (Riobamba, 1984), p.16:
La flauta
¡Que
música tan triste
música tan triste
de
flauta indiana!
flauta indiana!
¡Como
con la tristeza
con la tristeza
tan
bien se hermana!
bien se hermana!
¡Cómo
enajenan mi alma
enajenan mi alma
sus
melodías
melodías
y
al corazón inundan
al corazón inundan
melancolías!
Toca,
indio la flauta,
indio la flauta,
tócala,
toca;
toca;
mira
que hasta conmueves
que hasta conmueves
la
dura roca;
dura roca;
mira
que a tus tonadas
que a tus tonadas
las
avecillas
avecillas
juntas
sus trinos suaves
sus trinos suaves
sus
vocecillas.
vocecillas.
Mira
que yo te escucho
que yo te escucho
con
alegría
alegría
y
pasara gustoso
pasara gustoso
entero
el día;
el día;
no
quieras disgustarme,
quieras disgustarme,
triste
indiezuelo,
indiezuelo,
que
tu flauta me llena
tu flauta me llena
de
dulce anhelo.
dulce anhelo.
Indio,
no tengas miedo,
no tengas miedo,
yo
soy tu hermano,
soy tu hermano,
ya
por haber nacido en suelo indiano
por haber nacido en suelo indiano
ya
porque tienes alma
porque tienes alma
como
la mía
la mía
redimida
por Cristo
por Cristo
con
su agonía;
su agonía;
ya
también porque tienes
también porque tienes
un
distintivo
distintivo
que
une nuestras dos almas
une nuestras dos almas
con
un lazo vivo:
un lazo vivo:
un
carácter te ha dado
carácter te ha dado
Naturaleza,
que
yo también lo tengo
yo también lo tengo
y
es la tristeza.
es la tristeza.
Con
tus tonadas lloras
tus tonadas lloras
tus
desventuras,
desventuras,
por
eso ellas encierran
eso ellas encierran
honda
tristura,
tristura,
llora,
que razón tienes,
que razón tienes,
hermano,
llora:
llora:
¡para ti no se anuncia
la dulce aurora!
La
libertad perdiste,
libertad perdiste,
hermano,
gime,
gime,
que
le llanto nuestras penas
le llanto nuestras penas
cura
y redime,
y redime,
Toca,
indio, la flauta,
indio, la flauta,
tócala,
toca,
toca,
quizá
al hombre conmuevas,
al hombre conmuevas,
¡tan
dura roca!…
dura roca!…
Diciembre
30 de 1927.
30 de 1927.