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Mientras obsérvanos, desde no tan lejos y no sin tristeza,
que muchas acciones pastorales –en el Ecuador, como en otras partes del mundo-
se pierden en la pretensión de presentarse como las grandes shows
contemporáneos de farándula –congregación
 
de multitudes (la masa)-  el Papa
Francisco en sus dos escritos invita tanto a los ministros (
Evangelii Gaudium) como a todos los
hombres (
Laudato Si’) a emprender una
acción pastoral –misionera- en el corazón de las sociedades; una acción que
reprender la responsabilidad de la actuación humana en sintonía con el Dios que
por medio de su misericordia dona la vida e invita a cada ser humano a que sea
misericordioso como Él.
Los primeros capítulos de la Carta Enciclica Laudato Si’ tienen el sabor del legado
de los grandes pastores latinoamericanos; legado que se concretan en el método
Ver-Juzgar-Actuar; de esta manera, el Papa no se aleja, ni da por supuesta o
idealiza la realidad concreta sino que la asume y la  ilumina con la luz del Evangelio, para así
descubrir las acciones pertinentes acordes con las enseñanzas evangélicas; por
tanto, el papa Francisco, determina la problemática y propone soluciones no
ficticias aunque sean incómodas para los más poderosos .
El documento del Papa retoma las enseñanzas de sus
predecesores subrayando fuertemente aquello que con el tiempo fue a empolvarse
en algunas trastienda: La Doctrina Social de la Iglesia. En este mensaje
sobresale la exigencia de la responsabilidad de los seres humanos ante los
bienes materiales y la hipoteca social que existe sobre cada uno de tales
bienes; hipoteca que debe aflorar en el servicio a los más desventajados.
Francisco deja en claro, entre los pecados que claman al cielo, esas
injusticias de aquellos que acaparan los bienes para gozarlos en soledad sin
importarles lo que destruyen.