¿Qué
el Papa lea mi carta? Será como el porcentaje de probabilidad de acertar a la
lotería. En todo caso, yo escribo por el hecho que me fascina escribir.
¿Qué
cosa diría al Papa Francisco? Simplemente: Restablezca la dignidad de los
pueblos y  de las gentes de nuestra
América India. Una dignidad que los últimos papas no se esmeraron en promover
mucho, sino que hicieron a su manera, insistiendo (con intención o sin ella) en
que las vivencias de la fe católica americana (latinoamericana) debe replicar
las vivencias de la fe católica europea; vivencia de fe europea –hay que
anotar- que está marcada por algunos defectos como son los rezagos de la
dominación y explotación de los dichos “cristianos” a los pobres (particularmente
a los nobles pueblos americanos); explotación y dominación que algunos
quisieran mantener aupados todavía en aquellos que llaman “fe” y por lo tanto
en una supuesta “superioridad” que se patentiza en es complejo de “superioridad”.
 Sí, lo dicho en el párrafo anterior, se
refiere a los rezagos, también hay que atender los errores de las vivencias de
la fe de los pueblos y de las gentes en la Europa de estos días –unos señalados
en la Evangelii Gaudium (las ansias
de vivir en las “pasada glorias”, la autor
referencialidad, el carrerismo… etc.)-,
como es, por ejemplo, la reducción de la experiencia de fe a las
manifestaciones exteriores apoteósicas (jornadas de todo –familia, jóvenes,
enfermos…etc.), pero que están vacías, así, en las sociedades europeas el
compromiso cristiano es ausente (bastaría observar el compromiso de los pueblos
con el medio ambiente o con los otros pueblos o la reducción de los sacramentos
a meros ritos (casi mágicos), separados y ajenos de los mundo simbólicos
civiles.
Sí.
Le dijera al Papa, que corrija la labor de la Nunciatura Apostólica en el
Ecuador y en América, pues como se puede comprobar de estos últimos años, han
escaseado la presencia de pastores de la talla de Cesar A. Mosquera o de
Leonidas Proaño, verdaderos hijos de las tierras ecuatorianas; ahora, se puede
ver españoles que juzgan y juegan como en casa propia o italianos que apenas
entiende la lengua y las culturas. ¡Sí! ¡Le dijera al Papa que mejore el
servicio de los Nuncios Apostólicos, que dejen de ser propagadores de
espiritualidades extrajeras y piensen en la tierra y en las gentes a las que
deben servir.