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Candado bajo un puente en Moscú, 2014
La cultura es, otra
vez, un problema en estos días en el Ecuador. El motivo de esta calentura es el
diseño de una ley que pretende organizar el dinero (público) destinado a la
realización de actividades “culturales”. Contrarias a este  empeño suenan las voces de algunos
interesados de la actividad “cultural”.

Una diferencia, para de
tener en cuenta necesariamente, en el desarrollo de las actividades artísticas
(dichas, también, “culturales”) es la de los roles que deben cumplir, por un
lado, los “gestores” y, por otro lado, el de los autores culturales.

         
Los gestores
(sin duda, están al servicio de los autores) su acción es de promoción de los
actores.

         
Los
actores
son los protagonistas en sentido propio de la cultura: los artistas
(escritores, pintores, cantantes, músicos…).

Surge espontáneamente
la pregunta, por ejemplo: ¿qué hace un escritor de cuentos o un músico o un
pintor… en un puesto de gestor en vez de escribir, pintar, tocar…?

El problema, lo
encienden y lo avivan, aquellos que se consumen el dinero de las actividades
culturales en sus encargos de gestores y no existen el despliegue de la
producción de los actores, en un medio en el cual no existe un público
interesado por lo que hacen los actores culturales.