Bisagra, puerta monasterio ortodoxo de san Sergio. Rusia, 2014   

Escuché en una
radio italiana –confesionalmente religiosa- las declaraciones de un periodista,
desgraciadamente capturado en un lugar de conflicto abierto y en ebullición.  En tales declaraciones, el periodista europeo compartía
el motivo de ir a los lugares de encendida beligerancia o con problemas
lacerantes. Según ese hombre, tal motivo era recoger el parecer de los
protagonistas y describir el meollo de la situación enredada; para así
construir una nota de prensa, una narración, que se publica en los medios de
comunicación occidentales.
 
Una superficial observación confundiría del
afán del “periodista” identificándola con una causa noble, mas es fundamental
considerar  el hecho de la perspectiva y del
enfoque no solo del periodista, ni solo de los lectores para los cuales el periodista
escribe sino y sobre todo el punto de vista de los protagonistas y de los
afectados directos de la situación crítica, a quienes, además de la vivir en
carne propia el infortunio de la crisis se suma el hecho de que le quiten la
palabra, pues ellos no cuenta su historia sino que es otro (un tal periodista)
quien lo hace por ellos y para un público, al que en realidad el hecho no le
afecta. Por tanto no parece absurdo preguntar ¿Cuál es su verdadero interés de
estos “periodistas” y de este “periodismo”? Para responder a este interrogante valdría
observar la labor de algunas entidades de “ayuda y promoción humana”.
 
Es más que
conocido, a estas alturas, que muchas instituciones “benéficas” incluso
eclesiales no trabajen para un noble cometido sino para sí mismas, para
sostenerse y sobrevivir ellas mismas, en algunos casos, o para sostener
intereses camuflados, como la supremacía de tendencias en un nivel más amplio y
más alto de sus estructuras o incluso para destabilizar las organizaciones
locales o para no dejar que de hecho existan organizaciones locales. En estos
momentos la interferencia de intereses de occidente o de los poderosos de occidente
es muy alta. Eso sí, es claro.