Viñeta de periódico francés sobre un suceso en una partida se futbol, 2014  
El debate que debía
provocar la Ley de Comunicación en el Ecuador –happy first anniversary- ha quedado como anegado, refundido o
marginado, como todas las cosas que se refieren al pensamiento en los ámbitos
ecuatorianos (especialmente en los académicos), donde se priorizan el grito,
las proclamas, los chillidos y los aullidos (aunque, no sepan el porque se
gritan, se chillan y hacen esas proclamas).
Debo celebrar el primer
aniversario de mencionada ley, puntualizando tres caracteristicas que son
necesarias distinguir y separar con respectos los protagonistas que interviene
en el mundo de los medios de comunicación, dejando a un lado, por desgracia, a
los más importantes del ámbito, estos son los destinatarios (los lectores,
espectadores o oyentes). La distinción es las figuras del político, del
escritor y del periodista, que no se deben comfundir, so pena de corromperlo
todo.
Los políticos deben
tomar desiciones y aplicarlas o pretender aplicarlas por medio de la
legislaciones pertinentes. Los periodistas debe recoger y difundir el sentir y
la opinión del pueblo, es decid deben recojer y manifestar los parecer de los
diversos estamentos sociales (gremios y demás protagonistas populares). Los
escritores, por su parte, son quienes “trabajan sobre las ideas, los moviles y
las imágines rectoras”. Es simplemente risible cuando se mezclan estas figuras,
entonces aparecen figuras como Pinargotes, Veras, Oquendo, Roseros…. (todavía
me resisto escribir Correas) que ni actuan o legislan, ni comunican las
opiniones de los actores populares y suplantan a los que piensan y con esta
maniobra se acaban con el negocio y el oficio.