Foto antigua del obispo de Riobamba
Otra de las
acusaciones en contra de Mons. Proaño ha sido aquella de achacarle el no
predicar el Evangelio sino un mensaje social-político (de izquierda revolucionaria).
Acusación basada en algún testimonio descontento y poco ilustrado, incluso de
quienes fueron beneficiarios de proyectos sociales, como se suele escuchar
popularmente en la frase, tristemente difusa, altamente injusta y una arma de
confusión y de sátira:
acusaciones en contra de Mons. Proaño ha sido aquella de achacarle el no
predicar el Evangelio sino un mensaje social-político (de izquierda revolucionaria).
Acusación basada en algún testimonio descontento y poco ilustrado, incluso de
quienes fueron beneficiarios de proyectos sociales, como se suele escuchar
popularmente en la frase, tristemente difusa, altamente injusta y una arma de
confusión y de sátira:
–
“Mons. Proaño
trabajó tanto en proyectos sociales para los pobres que no les habló de
Jesucristo”
“Mons. Proaño
trabajó tanto en proyectos sociales para los pobres que no les habló de
Jesucristo”
Frase que,
según los acusadores, estaría corroborada por el establecimientos de las sectas
(evangélicas y no evangélicas entre los moradores de los pueblos de la diócesis
de Riobamba) y también sería confirmada por parte del desarrollo de la influencia
del ala violenta de una malentendida de teología de la liberación que inspiró y
justificó algunos movimientos insurgentes en América Latina; tal “teología” era
una doctrina confusa que mezclaba astutamente la liberación con los objetivos
del ideal “marxista”, específicamente con la interpretación “comunista” del
marxismo, que preveía el establecimiento del cambio social mediante un momento
revolución violento.
según los acusadores, estaría corroborada por el establecimientos de las sectas
(evangélicas y no evangélicas entre los moradores de los pueblos de la diócesis
de Riobamba) y también sería confirmada por parte del desarrollo de la influencia
del ala violenta de una malentendida de teología de la liberación que inspiró y
justificó algunos movimientos insurgentes en América Latina; tal “teología” era
una doctrina confusa que mezclaba astutamente la liberación con los objetivos
del ideal “marxista”, específicamente con la interpretación “comunista” del
marxismo, que preveía el establecimiento del cambio social mediante un momento
revolución violento.
La preocupación por los más pobres es una
constante en el pensamiento de Mons. Proaño y su denuncia de los efectos de las
riquezas mal obtenidas no viene de una formación marxista, son la conclusión de
la comprensión personal de la influencia del Evangelio en la realidad social.
Mons. Proaño no fue un teólogo de formación, mucho menos un teólogo
europeizado; de hecho, las dichas teologías de la liberación se originan en
torno al Concilio Vaticano II y las acciones pastorales de Mons. Proaño las
preceden. Los teólogos de formación europea en América en su mayoría solo
prosiguen los desarrollos teóricos asumidos en las escuelas del viejo
continente.
constante en el pensamiento de Mons. Proaño y su denuncia de los efectos de las
riquezas mal obtenidas no viene de una formación marxista, son la conclusión de
la comprensión personal de la influencia del Evangelio en la realidad social.
Mons. Proaño no fue un teólogo de formación, mucho menos un teólogo
europeizado; de hecho, las dichas teologías de la liberación se originan en
torno al Concilio Vaticano II y las acciones pastorales de Mons. Proaño las
preceden. Los teólogos de formación europea en América en su mayoría solo
prosiguen los desarrollos teóricos asumidos en las escuelas del viejo
continente.
Desgraciadamente,
la acción pastoral de Mons. Proaño no encontró una formulación teológica
adecuada y hasta ahora permanece arrinconada, pues no conviene olvidar la
encarcelación terminológica (etnocéntrica) de la ciencia que reflexiona sobre
el mundo y los eventos desde la perspectiva del Dios revelado en Jesucristo. Es
a este Dios a quien consagró su vida Mons. Proaño y lo anunció hasta con su
muerte, viviendo los dolores del cáncer como los más pobres. Hay que tener algo
en los ojos para no verlo, seguramente la envidia, el odio… o la falta de la fe
en el Dios vivo y verdadero.
la acción pastoral de Mons. Proaño no encontró una formulación teológica
adecuada y hasta ahora permanece arrinconada, pues no conviene olvidar la
encarcelación terminológica (etnocéntrica) de la ciencia que reflexiona sobre
el mundo y los eventos desde la perspectiva del Dios revelado en Jesucristo. Es
a este Dios a quien consagró su vida Mons. Proaño y lo anunció hasta con su
muerte, viviendo los dolores del cáncer como los más pobres. Hay que tener algo
en los ojos para no verlo, seguramente la envidia, el odio… o la falta de la fe
en el Dios vivo y verdadero.