Sombra de una imagen, catedral de Lima, 20013
Los
conejos en el Imbabura fue una de mis imágenes recurrente mientras, en un día
de septiembre, ascendí al Cubilche por la zona de Ucsha. No vi ninguno de esos
animalitos, que conforme a la interpretación local de los sueños significa
fortuna; sí encontré sus vestigios y abundantes
rastros orgánicos casi siempre alrededor de lo que se podría considerar un
desastre ecológico o un atentado ecológico realizado en las faldas del viejo
Imbabura: ¡la siembra de árboles en medio de los pajonales! A eso, seguramente,
habrán llamado “reforestación”.
conejos en el Imbabura fue una de mis imágenes recurrente mientras, en un día
de septiembre, ascendí al Cubilche por la zona de Ucsha. No vi ninguno de esos
animalitos, que conforme a la interpretación local de los sueños significa
fortuna; sí encontré sus vestigios y abundantes
rastros orgánicos casi siempre alrededor de lo que se podría considerar un
desastre ecológico o un atentado ecológico realizado en las faldas del viejo
Imbabura: ¡la siembra de árboles en medio de los pajonales! A eso, seguramente,
habrán llamado “reforestación”.
No
pongo en duda que los responsables de la siembra de árboles en medio de los
pajonales del Imbabura tenga títulos universitarios (tal vez incluso los tienes
e incluso realizarían postgrados en el exterior), tampoco pongo en duda que las
autoridades de control del medio ambiente de Imbabura hayan realizado algún
estudio sobre la competencia que deben realizar en nombre de todos los
pobladores. Lo ridículo es que ninguno diga nada sobre esa siembra de esos árboles (¿pinos?) en medio de los pajonales, aún peor
es imaginarse que alguno haya concedido recursos económicos para realizar tal
monstruosidad y aún más nefasto es
suponer que en tal bestialidad hayan participado estudiantes de escuelas
y colegios.
pongo en duda que los responsables de la siembra de árboles en medio de los
pajonales del Imbabura tenga títulos universitarios (tal vez incluso los tienes
e incluso realizarían postgrados en el exterior), tampoco pongo en duda que las
autoridades de control del medio ambiente de Imbabura hayan realizado algún
estudio sobre la competencia que deben realizar en nombre de todos los
pobladores. Lo ridículo es que ninguno diga nada sobre esa siembra de esos árboles (¿pinos?) en medio de los pajonales, aún peor
es imaginarse que alguno haya concedido recursos económicos para realizar tal
monstruosidad y aún más nefasto es
suponer que en tal bestialidad hayan participado estudiantes de escuelas
y colegios.
Me
imagino que los responsables de semejante ºreforestación” atroz deberán
afrontar algún juicio por daños al patrimonio ecológico de Imbabura. Aunque,
tengo alguna duda en este ámbito, pues como va las cosas con el apoyo político
local (en Otavalo) el Presidente Correa apoya al Alcalde Conejo, que es quien
concedió un reconocimiento al español Zorrilla que es acusado, a su vez, como manipular
solapado y pseudo ambientalista por Correa. ¡Lógico, todo tiene una
explicación¡ ¡Yo soy bastante incrédulo¡