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Aplique sobre una puerta de san Francisco de Lima. Perú, 2013

Una escala en Lima para visitar la catedral y los
conventos de la Ciudad de los Reyes, también para saborear el buen ceviche y la
chicha morada que tienen el cuño de las tierras peruanas. Al llegar al
aeropuerto desde el más común de los transeúntes o de los residentes o hasta
cualquier taxistas recomiendan para hospedarse la zona de Miraflores, por la
seguridad y por los servicios.

Mi gira por Lima inició cuando el sol estaba tierno para
observar desde lo alto del peñasco como termina o inicia el Pacífico y sus
olas que se sumergen con irremediable humildad en la arena y desaparecen entre
las pequeñas piedras, todo eso es  un
interesante intermedio entre unos acantilados decorados con centros comerciales,
iglesias, torres y villas  y las aguas
saladas, oscuras y abiertas al horizonte. 
El final de mi paseo por Miraflores es la selección de un taxi para
introducirme en el centro de los distintos distritos limeños, cuyo corazón está
en la Plaza de Armas, allí se erige el mausoleo de Francisco Pizarro con el
nombre de catedral, muy cercano a este se ubica el convento de los hermanos de
inquisidor dominico Vicente Valverde, no muy lejos se emplazan los
edificios de los frailes menores franciscanos sembrados de huesos sequísimos y
llenos de polvo.

Me temo que Lima, como todo el Perú y el resto de
las tierras llamadas “americanas”, adolece de la falta de orgullo por lo suyo,
aunque se pregonen esto con antifaces diseñados 
por y para los  turistas. Por la
capital del Perú he respirado un vaho agrio, mordisqueante y fastidioso de ese
espíritu que propone lo ajeno como lo mejor y lo excelente pero que esconde,
niega e insulta el valor de lo propio. Un valor que queda avergonzado pero no
extinto y que grita en los sabores de la comida y en cada rostro de la gente
propia de la tierra; para hacer un parangón se podría asemejar a la opulenta
literatura de Vargas Llosa pensada y producida por y para los ajenos pero falsa,
manipuladora e irrespetuosa para lo propio y los suyos: ¡Tema de conquistadores
y colonizadores o de libertad, de respeto y de verdadera humanidad! ¡Hay mucho
trabajo por hacer! ¡La noble misión de la dignidad, de la caridad, del amor!