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Maleta dentro de un afiche, Gallarate, 2013
 
Hablando
de nuestro Ecuador ¿Cómo se debe valorar la gestión de los gobernantes en el
país? O ¿Cómo los ciudadanos pueden saber si realmente la economía de su país o
incluso de su municipio o parroquia funciona? ¡Son respuestas que cada
ciudadano debe conocer! El desconocimiento de cómo valorar la gestión de los
gobiernos convierte a cualquier comentario –si existiera- en un banal pablaría
o en una expresión visceral.

 
La
respuesta lógica sería valorar de acuerdo al avance de la consecución de los
objetivos específicos del proyecto planificado y en espera de la realización de
los objetivos generales. Lastimosamente, en muchas partes del Ecuador, la
gestión del gobierno nacional y de los gobiernos autónomos deja fuera de la planificación
el mejoramiento de la economía (del buen vivir) de los ciudadanos y solo se
centran en la realización y en la ejecución de obras, sin embargo este es el
ítem fundamental para valorar susodicha gestión.

 
La ciudanía
ecuatoriana debe enterarse de lo necesario para valorar una gestión de gobierno
y obligadamente debe valorar en función de su económica personal, familiar y
comunitaria. En concreto, debe prestar atención al balance del mercado interno
y externo, cuánto se compra y cuánto se vende, también debe atender a qué se
compra y qué se vende. Esto, está relacionado con cuánto los ciudadanos producen
y cuánto venden, cuánto disponer para gastar y en qué cosas compran. En otros
términos, significa darse cuanta si existe trabajo y si se puede trabajar, la
calidad del trabajo existente, las iniciativas de empresa, los sueldos y cuánto
se compra con el dinero de sueldo. Igualmente, se debe valorar cuánto se venden
en los mercados del exterior –cuánto de esa venta son materias primas, sin
valor agregado- igualmente, cuánto y qué se ha comprado del extranjero. Después,
de tener esos datos hay que ver cual es el plato de la balanza que sube y cual
es el baja.