Dibujo de Dario Fo. Afiche Spettacolo Colombaioni, 1982
La chamarasca, como los árboles y los toros de
fuego, compone el repertorio de los
fuegos pirotécnicos nacionales. Según la costumbre, la chamarasca o antecede a
la quemas de los castillos o se enciende después de que se hayas consumidos estos,
aunque en si misma, la chamarasca, puede construir el numero central de la celebración
pirotécnica. Recuerdo la imagen de la chamarasca o de cualquiera de los juegos
del repertorio pirotécnico nacional siempre que se enciende una polémica. Como por
ejemplo, el debate -aunque es forzar el significado de la palabra debate-
entre promotores y opositores de la construcción
de un nuevo mercado en Otavalo. Seguramente, a ninguno de las partes les falta
motivos e intereses para mantenerse en sus posturas. Pero, el problema en mi opinión
es otro. La gestión política de las ciudades o municipios ecuatorianos, no se
puede encasillar en la construcción de algunas “obritas” incluso en la ejecución
de grandes proyectos, si estos no tiene como objetivos centrales el crecimiento
del trabajo de los ciudadanos y el aumento de la producción de los pueblos pero
sin sepultar sus identidades.
fuego, compone el repertorio de los
fuegos pirotécnicos nacionales. Según la costumbre, la chamarasca o antecede a
la quemas de los castillos o se enciende después de que se hayas consumidos estos,
aunque en si misma, la chamarasca, puede construir el numero central de la celebración
pirotécnica. Recuerdo la imagen de la chamarasca o de cualquiera de los juegos
del repertorio pirotécnico nacional siempre que se enciende una polémica. Como por
ejemplo, el debate -aunque es forzar el significado de la palabra debate-
entre promotores y opositores de la construcción
de un nuevo mercado en Otavalo. Seguramente, a ninguno de las partes les falta
motivos e intereses para mantenerse en sus posturas. Pero, el problema en mi opinión
es otro. La gestión política de las ciudades o municipios ecuatorianos, no se
puede encasillar en la construcción de algunas “obritas” incluso en la ejecución
de grandes proyectos, si estos no tiene como objetivos centrales el crecimiento
del trabajo de los ciudadanos y el aumento de la producción de los pueblos pero
sin sepultar sus identidades.
Para continuar con el ejemplo de Otavalo, al parecer
se trata de sustituir con una nueva infraestructura y congregar en un solo
sitio los mercados que se encuentra en el centro de la ciudad, que además permitiría
mejorar la organizar de la feria de los sábados, esto también ayudaría proyectar
un nuevo estadio para la ciudad, pues el
predio de construcción del susodicho nuevo mercado sería el del actual centro
deportivo. ¡Interesante proyecto, desde el punto de vista urbanístico
“occidental”! Pues, desde la perspectiva de la identidad propia del pueblo topa
lo que queda del mercado de Otavalo (Que era como lo son los mercados de
Saquisilí o de Salcedo, para citar dos mercados andinos famosos en el Ecuador).
La primera estocada realizada al mercado de Otavalo fue la construcción de la
famosa “Plaza de los Ponchos” sin la
efectiva promoción artesanal, que desató la consecuente agonía o el deceso de
la artesanía local, de hecho solo un especialista puede hoy encontrar una
verdadera artesanía otavaleña en el mercado de Otavalo. Otavalo solo tiene su
fama y es un punto de distribución de
productos de pequeña industria textil –con diseños ajenos- o de productos fabricados
en otras latitudes. Un nuevo mercado sin la promoción de lo proprio será el
estoque final a la tradición heredada de los mayores en Otavalo. Lógicamente,
el humo y las cenizas siempre quedan después de las chamarascas. Lo irónico es
que en Otavalo sea don Mario Conejo Maldonado quien ejecute ese puntillazo. Al fin
y al cabo, no me equivoque al decir que Otavalo es más que un gran mercado porque
Otavalo tiene una magia que supera las miserias que imponen los ciegos. El próximo
paso en la modernidad del mercado de Otavalo podría ser, para esa gente,
convertirlo en Bolsa de Valores como
sede podría servir el Molino de las Almas.
se trata de sustituir con una nueva infraestructura y congregar en un solo
sitio los mercados que se encuentra en el centro de la ciudad, que además permitiría
mejorar la organizar de la feria de los sábados, esto también ayudaría proyectar
un nuevo estadio para la ciudad, pues el
predio de construcción del susodicho nuevo mercado sería el del actual centro
deportivo. ¡Interesante proyecto, desde el punto de vista urbanístico
“occidental”! Pues, desde la perspectiva de la identidad propia del pueblo topa
lo que queda del mercado de Otavalo (Que era como lo son los mercados de
Saquisilí o de Salcedo, para citar dos mercados andinos famosos en el Ecuador).
La primera estocada realizada al mercado de Otavalo fue la construcción de la
famosa “Plaza de los Ponchos” sin la
efectiva promoción artesanal, que desató la consecuente agonía o el deceso de
la artesanía local, de hecho solo un especialista puede hoy encontrar una
verdadera artesanía otavaleña en el mercado de Otavalo. Otavalo solo tiene su
fama y es un punto de distribución de
productos de pequeña industria textil –con diseños ajenos- o de productos fabricados
en otras latitudes. Un nuevo mercado sin la promoción de lo proprio será el
estoque final a la tradición heredada de los mayores en Otavalo. Lógicamente,
el humo y las cenizas siempre quedan después de las chamarascas. Lo irónico es
que en Otavalo sea don Mario Conejo Maldonado quien ejecute ese puntillazo. Al fin
y al cabo, no me equivoque al decir que Otavalo es más que un gran mercado porque
Otavalo tiene una magia que supera las miserias que imponen los ciegos. El próximo
paso en la modernidad del mercado de Otavalo podría ser, para esa gente,
convertirlo en Bolsa de Valores como
sede podría servir el Molino de las Almas.