El periódico italiano La Reppublica publicó (el 5 de noviembre de 2005) un artículo titulado Il
look di Papa Ratzinger spuntano le scarpe Prada (En la forma de vestir del
Papa Ratzinger sobresalen los zapatos Prada). La nota periodística que continua
–expresamente manifiesta por el autor- un comentario publicado en el Independent británico, que a su vez
sigue al semanal católico, también británico, The Tablet. El tema del cual parten los comentarios “periodísticos”
es “el cambio de sastre” de Wojtyla (muerto en el 2 abril de 2005) a Ratzinger
(electo el 19 de abril del 2005). Es decir, que es casi un tema rosa para
comentario de señoras y señores que gozar con la critica puntillosa de la vida
de sus prójimos.
look di Papa Ratzinger spuntano le scarpe Prada (En la forma de vestir del
Papa Ratzinger sobresalen los zapatos Prada). La nota periodística que continua
–expresamente manifiesta por el autor- un comentario publicado en el Independent británico, que a su vez
sigue al semanal católico, también británico, The Tablet. El tema del cual parten los comentarios “periodísticos”
es “el cambio de sastre” de Wojtyla (muerto en el 2 abril de 2005) a Ratzinger
(electo el 19 de abril del 2005). Es decir, que es casi un tema rosa para
comentario de señoras y señores que gozar con la critica puntillosa de la vida
de sus prójimos.
Ciertamente, los colmillos de periodista italiano, se
enfocan en los zapatos del –en ese tiempo- “nuevo” Pontífice, y supone que los
“mocasines rojos” que usa el Capo de la Iglesia pertenecen a una colección de
la famosísima (y por lo tanto
costosísima) casa Prada, pero no muestra ninguna información adicional que
confirme tal opinión, solo una referencia al beneplácito de la casa Prada que
estaría en “absoluta reserva”. O sea, el comentario se mantiene a nivel rosa.
enfocan en los zapatos del –en ese tiempo- “nuevo” Pontífice, y supone que los
“mocasines rojos” que usa el Capo de la Iglesia pertenecen a una colección de
la famosísima (y por lo tanto
costosísima) casa Prada, pero no muestra ninguna información adicional que
confirme tal opinión, solo una referencia al beneplácito de la casa Prada que
estaría en “absoluta reserva”. O sea, el comentario se mantiene a nivel rosa.
Lo extraño y
ridículo, en los comentarios subsiguientes al artículo del periódico italiano, es
el afán de retornar a la consabida critica áspera de la riqueza de la Iglesia
(que obviamente tiene base y no es ficticia) y a la reiterativa denuncia agria
de lo escandaloso que supone la separación entre los contenidos de las palabras
y el ejemplo, ámbito donde sobresale el modelo de pobreza propuesto por Jesús
de Nazaret y de los grandes santos de la Iglesia.
ridículo, en los comentarios subsiguientes al artículo del periódico italiano, es
el afán de retornar a la consabida critica áspera de la riqueza de la Iglesia
(que obviamente tiene base y no es ficticia) y a la reiterativa denuncia agria
de lo escandaloso que supone la separación entre los contenidos de las palabras
y el ejemplo, ámbito donde sobresale el modelo de pobreza propuesto por Jesús
de Nazaret y de los grandes santos de la Iglesia.
Pero, lo que ocupa la atención es la replica de
ciertos “católicos” (ingenuos) que interpretan como “insulto” el referir que
los “mocasines rojos de Ratzinger son de Prada” y hace lo imposible para dejar
manifiesto el “colmillo” tendencioso y voraz que quienes usan cualquier motivo
para desprestigiar a la Institución Eclesial. En esta cruzada moderna, con
respecto a los zapatos rojos del Papa, los auspiciantes del partido -arriba
mencionado- muestran como estos –los zapatos- son confeccionados por un
artesano de Novara (Italia) “quien los obsequia al Santo Padre” y que son
reparados, cuando existe la necesidad, por un zapatero peruano que vive en Roma
(este cobra por su trabajo -según dice la crónica-). A estos, hiper defensores,
se les olvida: que hablan de zapatos fabricados a mano y exclusivos, así como,
parece de una broma, mencionar el trabajo del zapatero reparador de unos
zapatos cuyo desgaste será mínimo pues no se tratan de los zapatos de un
guambra que corre por el asfalto o juega futbol en una cancha de tierra todas
las tardes. ¡De los colmillos, de parte y parte, debemos cuidarnos! O
deberíamos decir: ¡Líbranos, Señor!
ciertos “católicos” (ingenuos) que interpretan como “insulto” el referir que
los “mocasines rojos de Ratzinger son de Prada” y hace lo imposible para dejar
manifiesto el “colmillo” tendencioso y voraz que quienes usan cualquier motivo
para desprestigiar a la Institución Eclesial. En esta cruzada moderna, con
respecto a los zapatos rojos del Papa, los auspiciantes del partido -arriba
mencionado- muestran como estos –los zapatos- son confeccionados por un
artesano de Novara (Italia) “quien los obsequia al Santo Padre” y que son
reparados, cuando existe la necesidad, por un zapatero peruano que vive en Roma
(este cobra por su trabajo -según dice la crónica-). A estos, hiper defensores,
se les olvida: que hablan de zapatos fabricados a mano y exclusivos, así como,
parece de una broma, mencionar el trabajo del zapatero reparador de unos
zapatos cuyo desgaste será mínimo pues no se tratan de los zapatos de un
guambra que corre por el asfalto o juega futbol en una cancha de tierra todas
las tardes. ¡De los colmillos, de parte y parte, debemos cuidarnos! O
deberíamos decir: ¡Líbranos, Señor!