La tierra de mis padres es el Valle de Machachi. Mi recuerdo de las
laderas de Guitig es tan fresco como la nostálgica evocación del amanecer o de
las madrugadas, incluso cuando helaba y tenía que ir al ordeño a los potreros
con sus altísimas y mojadas hierbas que empapaban todo. Esos días tenían el
sabor de la aventura, desgraciadamente esos días fueron apagados porque tenia
que habitar con otros guaguas. Cierto, algo de razón tenia la propuesta pero lo
que nadie me dijo es que ese mundo era el mundo de los competidores, desde
renacuajos aprenden a demostrar, a toda costa, que son los mejores: mientras yo
nací un sibarita, me gusta desde pequeño desnudarme al sol y bañarme en
manantiales, correr hasta cansarme, encender fogatas… trepar árboles y subir
montañas… recoger tierra y batirla en el agua con las yemas de los dedos de mi
pies para convenirlos en lodo y hacer adobes de barro… cantar y decir palabras
al viento… escuchar la lluvia tras el cristal y poner una ramita de romero seco
en el fogón al sentir los truenos… y disfrutar de la comida… del abrazo… de los amigos ¡Así… así debe ser el cielo!
laderas de Guitig es tan fresco como la nostálgica evocación del amanecer o de
las madrugadas, incluso cuando helaba y tenía que ir al ordeño a los potreros
con sus altísimas y mojadas hierbas que empapaban todo. Esos días tenían el
sabor de la aventura, desgraciadamente esos días fueron apagados porque tenia
que habitar con otros guaguas. Cierto, algo de razón tenia la propuesta pero lo
que nadie me dijo es que ese mundo era el mundo de los competidores, desde
renacuajos aprenden a demostrar, a toda costa, que son los mejores: mientras yo
nací un sibarita, me gusta desde pequeño desnudarme al sol y bañarme en
manantiales, correr hasta cansarme, encender fogatas… trepar árboles y subir
montañas… recoger tierra y batirla en el agua con las yemas de los dedos de mi
pies para convenirlos en lodo y hacer adobes de barro… cantar y decir palabras
al viento… escuchar la lluvia tras el cristal y poner una ramita de romero seco
en el fogón al sentir los truenos… y disfrutar de la comida… del abrazo… de los amigos ¡Así… así debe ser el cielo!
Pero, en ese recuerdo de campo, de infancia y de cielo existe la
siniestra figura de esos que tenían carros y caballos, que gritaban y siempre
trataban de “vos”; esos que se comportaban como si fueran los dueños de almas y
cuerpos de todos; seguramente, esa sacrílega actitud era el atormentado legado de lo
que llamaba “su sacrareal majestad”
propio de los curas ignorantes y esclavos de antaño; esa figura que ahora solo
parece ser una vaga fantasía de cuento infantil, lo testifico: ¡Esos espectros
existían!
siniestra figura de esos que tenían carros y caballos, que gritaban y siempre
trataban de “vos”; esos que se comportaban como si fueran los dueños de almas y
cuerpos de todos; seguramente, esa sacrílega actitud era el atormentado legado de lo
que llamaba “su sacrareal majestad”
propio de los curas ignorantes y esclavos de antaño; esa figura que ahora solo
parece ser una vaga fantasía de cuento infantil, lo testifico: ¡Esos espectros
existían!
La figura repugnante del patrón es una calamidad, solo produce miedos
de lo que se aprovecha el infeliz. En mi historia ese espantoso miedo fue
curado por la palabra: ¡Ese no es más que un pobre desgraciado! ¡Me dijeron! ¡Y
era verdad! Gracias a los amigos y a quienes me querían con ellos descubrí que
hay caminos y he hecho un pacto de sangre para escribir y castigar. No puedo
contar, por ahora, la enigmática sorpresa que supuso encontrar la pluma
estilográfica del abuelo. La volveré a forjar en plata para que espante a los
vampiros y a todas la criaturas nocturnas.
de lo que se aprovecha el infeliz. En mi historia ese espantoso miedo fue
curado por la palabra: ¡Ese no es más que un pobre desgraciado! ¡Me dijeron! ¡Y
era verdad! Gracias a los amigos y a quienes me querían con ellos descubrí que
hay caminos y he hecho un pacto de sangre para escribir y castigar. No puedo
contar, por ahora, la enigmática sorpresa que supuso encontrar la pluma
estilográfica del abuelo. La volveré a forjar en plata para que espante a los
vampiros y a todas la criaturas nocturnas.