Escuche los “dimes y diretes” en torno al caso del Presidente Rafael Correa contra el Diario El Universo. El documento oficial de la sentencia no deja dudas (www.secom.gov.ec/audios/sentencia_casouniverso.pdf) de la contundencia de la acusación; tampoco, deja espacio a calificar la acusación como si fuera un ataque de los gobernantes a la libertad de expresión, por el contrario, se podría decir, que defiende esa libertad por medio de exigir el desempeño digno en el licito negocio del informar. Pero, cabe formular un pregunta: ¿Por qué estos sujetos -me refiero a los acusados- han configurado el desempeño de su oficio con ese nefando estilo? Propongo algunos fantásticos y casi ilógicos supuestos, totalmente imaginados e inventados:
1.- Porque sintieron el deseo de defender un principio universal, que percibieron atacado.
2.- Porque no se imaginaron que iban ha ser acusados, condenados y castigados por un tribunal de justicia ecuatoriano.
3.- Porque son simples voceros de unos ocultos patrones que ordenan lo que hay que hacer o desearon congraciarse con algún ser omnipotente.
4.- Porque desearon llamar la atención de los conciudadanos y ser candidatos a alguna dignidad política de elección “popular”, como es la costumbre en el mundo del espectáculo y del periodismo.
5.- Porque fueron ingenuos e incautos y no sabían lo que estaban haciendo, o porque solo conocían esa forma de hacer periodismo, como si fuera un estilo metafórico desembocado por cualquier circunstancia, no se excluye las posibles provocaciones de quien ejerce el poder.
6.- Cualquier otra…
Ciertamente, desempeños como aquellos por los cuales pide “justicia” la parte acusatoria en el caso del Presidente Correa – Diario El Universo deben ser condenados y castigados, precisamente como salvaguardia de la libertad de expresión y de otras libertades o de otros derechos como el de la buena imagen y un largo etcétera.
Pero, queda un cosa, aquella que se viene reclamando al Señor Presidente, con insistencia: su estilo, que muchas veces parece fijarse en pequeños pleititos que merman su imagen (Imagen de Presidente, que de cualquier forma, no solo pertenece al ciudadano que lo representa sino a la Administración, al Ecuador y a los ciudadanos), por ejemplo, el remanido grito a la “gordita horrorosa”, no había necesidad de un ofensa semejante de parte del Señor Presidente a la señora ciudadana, como no tenia necesidad de expresar pareceres similares en otros casos, mucho menos cuando se trata de considerar a los hombre y mujeres, que aún siendo díscolos, son ciudadanos a quien debe servir el Presidente. Me pregunto ¿si en el caso de la “gordita horrorosa” la persona ofendida podría también acudir a un juzgado para reclamar “justicia” e indemnización? ¿Sería bueno que lo haga?