La intervención del historiador Juan Paz y Miño Cepeda sobre el diez de Agosto de 1809 (ecuadorinmediato 10.8) me recuerda el famoso “minuto cívico” de la escuelita: sonada per tercera vez la campana y todos éramos formados en filas, por grados, desde el mas alto al mas pequeño, entonces el director (a) hablaba (cosas difíciles, su pedagogía no le capacitaba para recordarse que nosotros éramos niños) y presentaba al profesor que “le tocaba” exponer “el discurso alusivo a la fecha”, una perorata que no terminaba nunca; siempre eran con las mismas cosas, seguramente los pobres profesores repetían las ideas recogidas en algún librito escolar de algunos años (el “locus”, según los retóricos).
Obviamente, que no se pude decir aquello que sucedió en mi querida escuelita de adobe, hace tanto años, a la propuesta de Juan Paz y Miño Cepeda, quien explica el hecho, ocurrido el 10 de Agosto -La revuelta de Quito-, entre lo años 1808 y 1812, en cuatro momentos y aunque trata de evitar el aislamiento de los datos con la cita de Eugenio Espejo y de las anteriores manifestaciones populares en las tierras de Quito, no inserta la problemática en un marco general, pues quizá el motivo de su intervención sea el confrontarse, como dice explicitamente, y descalificar algunas tendencias histograficas de unos guayaquileños sesgados, que propondría tesis aun mas sectarias.
Las historiográficas del Ecuador deberán, según mi oponían, analizar en serio: El hecho de los pueblos y de las culturas primigenias y su actuar en las vivencias de sometimiento; el aparecer del mestizaje, su ser fracturado y la reivindicación de lo proprio, que comienza la configuración de su vision del mundo (Weltanschauung) y de su vision de la vida (Lebensanschauung); el poder y los intereses de los grupos de poder, españoles y criolladas, estos últimos enquistados en las principales cabeceras pobladas: Quito, Guayaquil, Cuenca, Latacunga, Riobamba, Ibarra… y que, al parecer, siguen luchando por oprimir, de diversas formar, logicamente.
¡Hay mucho que hacer! Y quien podrá pagar esos estudios, pues el trabajo gratis parece que no es trabajo, y mientras unos viven de lo que cobran por postular tesis hay quienes se interesan por los temas con seriedad y profundidad y no tienen de que vivir.