Herman Hesse (Württenberg 1877 – Montagnola 1962) conocido como autor del Lobo Estepario y Siddhartha publicó Gedichte (Poesías) en 1902, que en este febrero 2011 la editorial Guarda presenta en su traducción italiana. Mi afán era traducir al castellano uno de los poemas de Hesse pero fallé, me dejé seducir por aquel mundo que despliegan las palabras del poeta y ahora ofrezco estos versos a la memoria del Premio Nobel de literatura de 1946:  
Soy una estrella del cielo,
una estrella que observa el mundo, que desprecia el mundo,
que se consume en su proprio resplandor.
Yo soy el mar encrespado y tempestuoso que vaga en la oscuridad;
el mar voraz que siempre engulle, espolia… que lacera y colecciona
pecados nuevos y goza con la evocación de los antiguos males.
Soy y vengo de su mundo, soy un exiliado, el hijo despreciado y abortado,
educado en el orgullo, desilusionado hasta la médula de la soberbia.
Soy el rey de no sé qué cosa.  Soy despiadado ¡brutal! 
Soy la ciega y muda pasión, mis palabras nadie las comprende, arrebato y mezquino.
Mis  sentimientos no tienen hogar ni raíz, mis manos y mis fuerzas son para pelear.
Esto que habita en mi interior, esto soy yo, mi propia enfermedad.
¡Soy un niño que llora! Un niño que tiene envidia de la pobreza,
el mojigato que ambiciona el amor de su madre,
las palabras del papá, la amistad sincera del amigo… Soy apenas resplandor.
  
Lo que llamaba conciencia el europeo, en los años que van de Descartes a Hegel, esto es el encumbramiento del sujeto sobre toda posibilidad sin implicarse y en buscada agónica por obtener la autonomía se presenta fuertemente en el poema que Hesse titula Ich bin ein Stern (Soy una estrella) y con el cual he jugado, según la sugerencia que hice en el prólogo de Goznes & Papeles. Al resultado de este juego podría llamar: Soy apenas resplandor.