El poder y algunas de sus enfermedades
17 julio, 2011
El poder según algunas tradiciones culturales, por ejemplo griegas y romanas, era la característica principal de la divinidad, pero, el poder se lo debe considerar como una forma en la cual se concreta el aspecto creativo del ser humano en cuanto capaz de realizar transformaciones en el ambiente y en si mismo.
La corrupción del poder, como todo lo humano, es posible al igual que una enfermedad corporal que inflama e infectar un órgano. En el caso de las enfermedades del poder desencadenan la sumisión de unos bajo otros -que son las variadas esclavitudes- incluso ocasiona algunas perversiones -que son otras formas de esclavitud- como son las de tipo sexual, por ejemplo: el sado -donde habría que adjuntar las practicas homosexuales y las practicas heterosexuales desenfrenadas- donde impera el dominio de uno sobre otros.
El considerar solo lo escandaloso de las enfermedades que provocan las corrupciones del poder puede, a nivel de la vida común, suponer una inmunización de esta afectación; sin embargo, no es así, no existe inmunización para esta enfermedad que se la puede encontrar en el desempeño de cualquier trabajo, por simple que parezca, cuando no se considera el trabajo como servicio y se lo mal entiende como espacio proprio de auto afirmación y de realización profesional desvinculado de la ayuda que debe brindar a los demás; pero, lo más doloroso es encontrar la enfermedad del poder en la vida familiar y comunitario, ámbitos donde es frecuentisimas -a nivel de pandemia- y trasforma la relación de amor y de amistad en pesantes despotismos.
Resulta interesante considerar como todo aquello que es un don se puede convertir en causa de condena y como todo depende de algo misterioso que seduce a lo que han llamado corazón o conciencia.
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