Vislumbre de Leonidas Proaño

Puerta de calle, pueblo andino. 

La
fuerza del deseo es ciega e impera sobre la voluntad de los seres humanos. Esta
fuerza constriñe a los seres humanos, obligándoles a conseguir aquello que
quiere sin buscar comprender porque lo desean. Este imperativo despótico niega
la posibilidad de la libertad, sumergiéndola en una imposible utopía; las
explicaciones más famosas diseñaron la teoría del instinto (aupados por el
evolucionismo reduccionista), determinándola como aquella fuerza primordial
mueve a los seres a conservar su especie, mediante el cuidado de su integridad
y la procreación. Mas, la naturaleza no tienen significados en si misma, sino
aquellos significados que los seres humanos le otorgan. Así, es también el “amor”
adolescente e ingenuo, cuya figura romántica pervive en el imaginario común, ante
el cual los sistemas educativos deficientes causan laceraciones y estigmas en
el desenvolvimiento de cada existencia personal.
El
título Vislumbre (1929) de Leonidas
Proaño ofrece los vestigios de lo que puede hacer surgir el amor; pero, el amor
no se puede confundir con los solos actos físicos y biológicos, especialmente
sino concurre la libertad efectiva, privilegio especifico de los seres humanos;
este motivo, convierte a todas las manifestación de apareamiento en figuras muy
limitadas de la verdadera acción humana; pues, las uniones procreativas  de plantas y animales carecen de significado, mientras,
 las verdaderas acciones amorosas humanas
siempre parten de un significado concreto, aunque este opere de forma
inconsciente en los sujetos.    
Vislumbre
He
visto yo crecer dos lindas rosas,
las
más lozanas que produjo Abril,
y
al soplar el apacible vientecillo,
sus
cálices besarse yo los vi.
He
visto en una tarde de verano,
cuando
tiende la noche su crespón,
volar
juntas dos tiernas tortolillas
a
dormir en el nido de su amor.
He
visto a un jilguero en la enramada
de
un robusto y espeso capulí
a
su amante cantarle con delirio
su
primera canción de amor feliz.
Retozando
en el campo les he visto
a
una bella zagala y un zagal…
lo
he visto y contemplado con mis ojos
y
he vislumbrado así lo que es amar.
Marzo
13de 1929

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