Un congreso de educación: Educar hoy y mañana

Lo primero que se debe afirmar, con
relación al tema de la educación, es que no se trata de una problemática
simple y por lo tanto la respuesta no puede venir de una actitud superficial o
simplona, sino de aquella actitud propiamente que va a profundizar globalmente
el tema al interior de los marcos conceptuales o nocionales correspondientes,
los cuales deben ser individuados, determinados, analizados y elaborados.
La reflexión de la problemática de la
educación se dificulta por la falta de la elaboración conceptual de algunas
categorías analíticas básicas para el propósito reflexivo; términos como cultura,
libertad, conciencia, pensamiento (esto es, la relación mente-cuerpo-cerebro)… solo
existen a nivel de opinión (doxa) y
no han sido objeto de estudio (episteme)
para que se produzca su compresión y por lo tanto exista un aporte al
planteamiento de lo que es la educación; el fenómeno educación, por el
contrario, puede fácilmente, confundirse con acciones que degradan al ser
humano transformándolo en una pieza dentro de una maquinaria de poder o lo
reduzcan al estado de un animalito entrenado para cumplir ciertas funciones con
destreza.
La educación es un tema que se especifica
y se liga con una concepción antropológica concreta y objetiva; tal concepción
determina el significado de la libertad del ser humano, promoviéndola o
limitándola; por consiguiente, niega o incentiva al ser humano la oportunidad de
ser persona que es lo propio que se obtiene con la definición de una libertad,
como ausencia de coacciones internas o externas; en tal línea solo la promoción
de la libertad (como ausencia de coacción) sería aquello que puede ser el fin
propio de la educación; esto resalta que tanto el pensar (uso efectivo de la
razón) como el querer (uso real de la voluntad), que parecen acciones innatas o
acciones que no necesitan de entrenamiento, son los ámbitos específicos de la
acción educativa y que es un error difundido o perversamente promovido y
sostenido el dar por supuesto que el ser humano está capacitado para pensar o desear
sin el reconocimiento de los agentes coercitivos existentes.
Además, 
las respuestas a la problemática de la educativa deben surgir
irrenunciablemente de cada pueblo y de cada generación, en este ámbito no puede
existir intromisiones foráneas, salvo el caso del fomento adecuado del propio
pensamiento y de la propia voluntad o para decirlo fácilmente con una frase
conocida: “ que los seres humanos puedan pensar con sus cabezas y caminar con
sus propias piernas”.

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