Tuárez y las falencias de la Iglesia ecuatoriana

La participación en política del P. José Carlos Tuárez O.P. desvela algunas falencias de la Iglesia ecuatoriana. Falencias bien escondidos de una de las instituciones religiosas más importantes, un tiempo, influyente del Ecuador. La preparación defectuosa de los miembros y la menguada representatividad de la jerarquía.

No fue sorpresa, para los electores ecuatorianos, encontrar en las papeletas electorales la fotografía de un señor vestido de clerigman (de cura); como tampoco sorprende la función mal representada por el personaje al frente de Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS), para que fue electo.

La figura del «predicador» José Carlos Tuárez muestra un sujeto incapaz de sostener un razonamiento o preparar un discurso. Por tanto, flota en el aire la cuestión: ¿Dónde quedó la preparación acuciosa de los dominicos, según su larga tradición?

El caso Tuárez muestra una credibilidad en el vestido que llevan los sacerdotes. Esto, gracias a la religiosidad popular ecuatoriana. ¿Quién cuida este aspecto? Los superiores del grupo y de la institución, debería hacerlo. José Carlos Tuárez paseo por el Ecuador y mostró en los medios con la divisa de clérigo. No existió ningún pronunciamiento específico y efectivo para la ciudadanía, con respecto al caso Tuárez, de parte de las autoridades ¿Por qué?

La mente de eclesiásticos ecuatorianos, como la del cura dominico José Carlos Tuárez, piensa, entre otros ideas, con la promoción de la dignidad humana, la defensa de los pobres o la agudeza de saber escuchar. Descubrir las prioridades se convierte en una hazaña, aunque puede desvelar también el estigma de Herodes, de Judas, de Poncio Pilato o de Gestas.

Tuárez y las falencias en la Iglesia ecuatoriana ayudan para meditar sobre el importante rol en el servicio a la Democracia. A quién sirven los individuos de una institución ¿sirven a un grupo de poder? No es en vano preguntarse cuando la pobreza está en el pensamiento y parece que los demonios más gordos son la ignorancia y la prepotencia.