Leonidas el Taita Subversivo
El aporte de Mons. Proaño, un mensaje subversivo: el surgir de la palabra propia que construye sociedades dignas del ser humano.

Leonidas el Taita Subversivo es el título de un documental, largamente esperado, en el cual se retoma la figura del obispo imbabureño, quien encaminó las enseñanzas del Concilio Vaticano II en el Ecuador. La obra cinematográfica -en curso avanzado- es el resultado de una investigación iniciada en el año 2010, enfoca los testimonios de personajes cercanos y fuera de los tópicos usados y difundidos tradicionalmente; igualmente, presenta el estudio de documentos cruciales para profundizar y purificar el aporte del pastor más importante de la Iglesia Católica de los últimos decenios: la urgencia de la palabra propia, como elemento de construcción de sociedades nuevas.
Los estereotipos diseñados para encasillar la figura de Mons. Leonidas Proaño lo caricaturizan, por una parte, está la imagen del “curita” piadoso sin la relevancia de su desempeño y de su contribución para promover un real y efectivo cambio social; mientras, por otra parte, está la figura de un líder religioso cuyo centro es la promoción de los indígenas del Chimborazo y del Ecuador, fácilmente derivada hacia lecturas sociológicas marxistas sin ninguna referencia a la Fe cristiana. El documental Leonidas el taita subversivo reorienta la consideración tanto de la persona, como de la obra y del pensamiento redimensionándolos de modo coherente con el contenido de los documentos.
La vivencia de la Fe en el Ecuador, como en el resto de Latinoamérica, fue estigmatizada en su origen por el despotismo burdo de los europeos, quienes demonizaron las identidades culturales de los pueblos nativos (como se observa en los recuentos de las crónicas elaboradas por los mismos europeos al inicio del periplo de explotación y enajenamiento) sumiéndolos en estados de lamentable postración, que apenas son estudiados con la seriedad y el respeto requeridos. Esta perversión acompaña la configuración de las sociedades mestizas ecuatorianas y latinoamericanas, como una lacra cuya influencia se fortalece en las distintas instancias históricas avenidas del ejercicio del poder.
Las instituciones y sociedades ecuatorianas, en los ejercicios del poder, de ciudadanía y de relaciones entre pares, reflejan aquellos defectos forjados en el despotismo; perversión incrustada en las médulas de las estructuras sociales, de modo que parecería algo innato o una verdad absoluta e incuestionable. En este caldo, de privilegios para unos y vejaciones para otros, resalta estentóreamente la negación de la palabra, a quien se los considera inferiores e insignificantes, como también las pretensiones de truncar cualquier intento de uso efectivo de la voluntad personal, para poder explotar a gentes ignorantes y tercas que son el resultado de analfabetismo campante.
La palabra propia y la promoción de la libertad, en cada ser humano, son los quicios fundamentales de la propuesta de Mons. Proaño; tales capacidades deben ser conseguidos por cada sujeto a partir de un proceso formativo, con base en la lectura y en la escritura, que les permita decodificar y discernir aquello que esclaviza y oprime (el monstruo) y que les lleve a comprometerse con la construcción de sociedades más justas y, por tanto, más humanas.
La pretensión de difuminar y desaparecer la contribución de Mons. Leonidas Proaño se justifica en el interés de mantener los estados de privilegios, que siempre se consolidan con los usos arbitrarios del poder de unos sobre otros, negando e impidiendo la dignidad que deberían alcázar los seres humanos a partir de su libertad. Ciertamente, la espera de un documental, como Leonidas el Taita Subversivo, permite reflexionar sobre el legado de aquellos grandes hombres cuya actividad no se limitó a volver a la tierra sino que descubrieron la Palabra que hace a los seres humanos eternos y dignos de ser llamados hijos de Dios.