
Solemnidad del Fuego de Gabriel Cisneros Abedrabbo
La poesía de Gabriel Cisneros Abedrabbo (Latacunga, 1972) está marcada por la búsqueda constante de conseguir formas puras; de tal manera que cualquier lector percibe el reto de descifrar la realidad subyacente en cada pieza literaria. El autor es claramente definible cuando escribe narrativa, conceptual y precisa, mientras en el mundo poético enfoca su agudeza en la incomprensibilidad del fenómeno y su afán por recrearlo metafóricamente.
Solemnidad del Fuego (Lima, 2019) de Gabriel Cisneros Abedrabbo recoge treinta y ocho poemas, construidos casi siempre en coloquio (un tú que se confunde con el desdoblamiento de sus propio ser, convirtiéndose en su pensar interior; así desvela el método de trabajo del autor: la voz interior que no se cansa de enfrentarlo a inquisiciones infranqueables), amorfo y sin género o con todos los géneros (habla en primera persona, en el tú o en con el nosotros), absolutamente problematizado como una madeja enredada y olvidada. Describe perfectamente el estado interior de un ser humano que no se atreve a mirarse o se mira apenas, asustándose de la enorme complejidad que es él mismo y que es mejor dejarla intocada, optando por vivir (si eso fuese vivir) sin acercase a ese torbellino.
El reto que surge de leer y pensar debe ser aceptado o rechazado: se vive o se muere. ¿Por qué es difícil, en los medios ecuatorianos especialmente entre los pobres, la promoción real de una educación autentica: la lectura y la escritura? Porque, la lectura y la escritura, hacen surgir la verdad; ante este ejercicio del pensamiento, no se puede ser indiferente; es necesario comprometerse. Es mejor, para los ecuatorianos, vivir de espaldas y quejándose; así los monstruos siguen siendo monstruos y la escoria,escoria.
Enseñar la complejidad de cada individuo y de cada sociedad es un servicio descorazonador pero absolutamente necesario para que hayan seres humanos. Solemnidad del fuego, como la mayoría de la obra poética, de Gabriel Cisneros Abedrabbo pone en las manos del lector temáticas que requieren más que una atención pasajera; requieren de percatarse que la significación de las ideas propias, no estará terminada sino existe la hilatura del pensamiento, que transforme la percepción caótica en imágenes, en palabras, en conceptos: “Extraño el olor / de las tardes contigo, / esa letra con la que tu cuerpo / podía dibujar cualquier palabra, / el incienso que emanaba de tus gritos / mientras el mundo / se había olvidado de nosotros. / Extraño / ese espacio cuando me amas, / aunque me incineres / en el cuerpo de un hombre cansado, / que mata en ti sus ojos tristes».

La radio y sus fantasmas sin palabra
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