Raúl Pérez Torres: las viejas quejas de la “nueva” Casa
25 abril, 2013
Fuente de agua. Plaza de Pontevedra. 2013
Raúl Pérez Torres –en una entrevista publicada en un
periódico de Quito- pregona su molestia por la falta de dinero para la Casa de
la Cultura, obviamente, la nota periodística revela también un conflicto y un
asunto que necesita aclaración (punición y correctivo) especialmente en esta
época de promovida y difusa “titulitis”,
que irradia además una primorosa custodia de la “moralidad” y la “ética”.
periódico de Quito- pregona su molestia por la falta de dinero para la Casa de
la Cultura, obviamente, la nota periodística revela también un conflicto y un
asunto que necesita aclaración (punición y correctivo) especialmente en esta
época de promovida y difusa “titulitis”,
que irradia además una primorosa custodia de la “moralidad” y la “ética”.
El triunfo a la presidencia de la Casa de Carrión
por parte del escritor Raúl Pérez Torres, quien luchó con uñas y dientes,
parecía portar la bendición y los oleos de la Revolución Ciudadana para ese
espacio, pero en la realidad, el gran Mashi
Rafael no ha dado ni la hora al sucesor del Dr. Rodríguez, ni ha leído la carta
que le ha enviado, peor aún le ha concedido cita para tratar el tema
fundamental de la cultura en el Ecuador o dicho en palabras legibles, de la
necesidad de la plata para sostener los espacios de la Casa. ¡Oh problema, oh!
por parte del escritor Raúl Pérez Torres, quien luchó con uñas y dientes,
parecía portar la bendición y los oleos de la Revolución Ciudadana para ese
espacio, pero en la realidad, el gran Mashi
Rafael no ha dado ni la hora al sucesor del Dr. Rodríguez, ni ha leído la carta
que le ha enviado, peor aún le ha concedido cita para tratar el tema
fundamental de la cultura en el Ecuador o dicho en palabras legibles, de la
necesidad de la plata para sostener los espacios de la Casa. ¡Oh problema, oh!
No ha cambiado mucho la problemática de la Casa de
la Cultura (o habrá que decir la Nueva Casa como decían las proclamas en
tiempos de las últimas elecciones) y es que no cambiara nada si no se ocupan y
preocupan de los temas importantes: ¿Qué mismo es cultura y para que sirve? ¿El
rol de un entidad al servicio de la cultura, como la Casa de Carrión? Para
generar reflexión estaría los centros académicos, para promover actividades
artísticas (canto, pintura, danza, cine, poesía, libros… y los típicos
chagrillos) las oficias del Ministerio (incluso los negocios y los
negociantes). Todavía, es vital, según mi opinión, la existencia de la Casa de
Carrión, en función de la libertad y la democracia, pero una institución (un
símbolo) no identificado ni con los ladrillos (que es bueno tenerlos y
mantenerlos) ni con la burocracia (siempre que sea efectiva y no parásita) y
peor aún con el amasijo de intereses personales o de grupo (que excluyen las
diversidades). Era cantado la aptitud de los gobernantes (desde hace varios
años) con respecto al financiamiento de la Casa de la Cultura por ello las
administraciones (sensatas) de los núcleos debieron haber tomado precauciones.
Lógicamente, para quien carece del sentido del “voluntariado”, proprio del
espíritu que requiere y caracteriza el quehacer de la Cultura, le será difícil
comprender. Comprensión que más difícil en medios donde prima el afán por la
plata.
la Cultura (o habrá que decir la Nueva Casa como decían las proclamas en
tiempos de las últimas elecciones) y es que no cambiara nada si no se ocupan y
preocupan de los temas importantes: ¿Qué mismo es cultura y para que sirve? ¿El
rol de un entidad al servicio de la cultura, como la Casa de Carrión? Para
generar reflexión estaría los centros académicos, para promover actividades
artísticas (canto, pintura, danza, cine, poesía, libros… y los típicos
chagrillos) las oficias del Ministerio (incluso los negocios y los
negociantes). Todavía, es vital, según mi opinión, la existencia de la Casa de
Carrión, en función de la libertad y la democracia, pero una institución (un
símbolo) no identificado ni con los ladrillos (que es bueno tenerlos y
mantenerlos) ni con la burocracia (siempre que sea efectiva y no parásita) y
peor aún con el amasijo de intereses personales o de grupo (que excluyen las
diversidades). Era cantado la aptitud de los gobernantes (desde hace varios
años) con respecto al financiamiento de la Casa de la Cultura por ello las
administraciones (sensatas) de los núcleos debieron haber tomado precauciones.
Lógicamente, para quien carece del sentido del “voluntariado”, proprio del
espíritu que requiere y caracteriza el quehacer de la Cultura, le será difícil
comprender. Comprensión que más difícil en medios donde prima el afán por la
plata.
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