¡Otros obispos extranjeros para el Ecuador!
19 noviembre, 2013
Aplique sobre una puerta de la catedral de Lima. Perú, 2013
Se consolida la
costumbre en las diócesis ecuatorianas de designar obispos que nacieron en
otras latitudes. La evangelización europea iniciada hace casi 500 años en el
territorio del Ecuador con la modalidad de la erección de una diócesis y con la
designar de un “señor” encargado de enseñar la “vera doctrina” no ha cambiado mucho. La encomiable y respetable
creencia –religiosidad popular- de los pobladores permite que tales designaciones
pasen incluso con aplauso sin la menor oposición o expresión de opinión,
seguramente, también viene bien recordar el miedo que el maestro Juan Montalvo
cita al final de una de sus catilinarias: “así pegue, así mate… marido es”.
Pero, preguntamos ¿dónde está lo proprio de la tierra? ¿Esas “gentes”
extrajeras no debieron hacer su trabajo,
hace siglos? Ciertamente, que lo hicieron, como se observa en las
historiografías, allí se encuentran personajes de talla, que precisamente
resultan los primeros ofendidos con tales decisiones que serían inaceptables en
otras tierras, simplemente como una obvia y simplísima muestra de respeto.
costumbre en las diócesis ecuatorianas de designar obispos que nacieron en
otras latitudes. La evangelización europea iniciada hace casi 500 años en el
territorio del Ecuador con la modalidad de la erección de una diócesis y con la
designar de un “señor” encargado de enseñar la “vera doctrina” no ha cambiado mucho. La encomiable y respetable
creencia –religiosidad popular- de los pobladores permite que tales designaciones
pasen incluso con aplauso sin la menor oposición o expresión de opinión,
seguramente, también viene bien recordar el miedo que el maestro Juan Montalvo
cita al final de una de sus catilinarias: “así pegue, así mate… marido es”.
Pero, preguntamos ¿dónde está lo proprio de la tierra? ¿Esas “gentes”
extrajeras no debieron hacer su trabajo,
hace siglos? Ciertamente, que lo hicieron, como se observa en las
historiografías, allí se encuentran personajes de talla, que precisamente
resultan los primeros ofendidos con tales decisiones que serían inaceptables en
otras tierras, simplemente como una obvia y simplísima muestra de respeto.
No deberías resultar
indiferente a los ecuatorianos, ni a los encargados de las designaciones en la
Curia Romana, que en las sedes que ocuparon Leonidas Proaño, Cesar A. Mosquera,
Federico González Suárez…etc. se sienten extranjeros que muchas veces ni
conoces la historia, ni los vericuetos de la lengua, ni las tradiciones, ni las
culturas, ni las vivencias propias de la fe… a las que ofenden, sin proponerlo
(se supone).
indiferente a los ecuatorianos, ni a los encargados de las designaciones en la
Curia Romana, que en las sedes que ocuparon Leonidas Proaño, Cesar A. Mosquera,
Federico González Suárez…etc. se sienten extranjeros que muchas veces ni
conoces la historia, ni los vericuetos de la lengua, ni las tradiciones, ni las
culturas, ni las vivencias propias de la fe… a las que ofenden, sin proponerlo
(se supone).
El mal menor (sin minusvalorar
la importancia de que se trata de un mal) en este ámbito de designación de
gentes de otros lares a las funciones propias de una tierra, es la de la
aquellos que han sido conquistados ideológicamente y seducidos afectivamente
por carismas de afuera. Es decir gentes de la propia sangre “adoctrinados” por
pensamientos foráneos, como sucede con los miembros de los grupos
intraeclesiales que son fecundados de culturas distintas de lo proprio de la
tierra. En resumen pienso que esas decisiones y acciones constituyen insultos
fragrantes (al margen de la calidad de las personas designadas, que no tiene
nada que ver con mi opinión, algunos son simpáticos) a nuestra tierra
ecuatoriana, por otra parte no se debe desdeñar que nuestra tierra está infestada
de malinchismos variopintos y de los diferentes oportunismos de grandes
intrigantes.
la importancia de que se trata de un mal) en este ámbito de designación de
gentes de otros lares a las funciones propias de una tierra, es la de la
aquellos que han sido conquistados ideológicamente y seducidos afectivamente
por carismas de afuera. Es decir gentes de la propia sangre “adoctrinados” por
pensamientos foráneos, como sucede con los miembros de los grupos
intraeclesiales que son fecundados de culturas distintas de lo proprio de la
tierra. En resumen pienso que esas decisiones y acciones constituyen insultos
fragrantes (al margen de la calidad de las personas designadas, que no tiene
nada que ver con mi opinión, algunos son simpáticos) a nuestra tierra
ecuatoriana, por otra parte no se debe desdeñar que nuestra tierra está infestada
de malinchismos variopintos y de los diferentes oportunismos de grandes
intrigantes.
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