Nebot ¿fuera de la ley?

 

Jaime
Nebot, alcalde de Guayaquil, en entrevista con Alfredo Pinoargote, a propósito
de su actitud reaccionaria en contra de asumir las competencias de organizar el
transporte de Guayaquil que le corresponden según la ley y como alcalde de una
ciudad, declara conocer el problema del trasporte en la ciudad del puerto
principal del Ecuador y no haber hecho nada, desde hace muchos años, para
solucionarlo. ¿Qué clase de político es este señor?

 

Nebot,
pertenece a esa antigua –y, por desgracia, no extinción- clase política
ecuatoriana en la cual el gobernante se convierta en cacique. Una figura
que se aprovechaba del poder y de la ley solo para justificar su
actuación con respecto hacia los otros según su capricho. Esa es la figura de
los déspotas que han gobernado el Ecuador y que debió ser derrotada en las
elecciones pasadas, desafortunadamente y por la corrupción interna de Alianza País (que tercamente
impuso como candidatos a figuras ociosas y de la misma ralea de
aquella infame mala práctica
política) ha
adquirido no solo un profundo respiro sino que parece gozar de buena
salud. 

 

Guayaquil
bajo la ley de Nebot en vez de
ser de las leyes
de la República del
Ecuador.  Una ciudad bajo el control de un déspota,
según la clásica vieja guardia política cacical.  Alianza
Pais
también debería purificarse de paso, al menos en la gestión, de esas
viejas figuras, ya que no tiene otro camino pues depende del populismo, igual
que Nebot. La pregunta interesante
que surge es ¿por qué la
gente le gusta el masoquismo político? Lógico: ¡no existen una verdadera
promoción de las condiciones de pensamiento!
 

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