Mons. Romero y la masacre de la América Latina

Ilustración del apredramiento de Esteban. Lago Mayor, 2014

Interesante es el libro titulado Oscar Romero
pastor de corderos y
lobos del escritor milanés Alberto Vitali (Ediciones
Paulinas, 2010). La obra narra ordenadamente la vida del arzobispo de El
Salvador, destacándose dos momentos de la opción pastoral de obispo asesinado
por los “católicos” de las elites salvadoreñas. Como línea que cohesiona la
narración está bien determinada la opción de un ser humano por comprometerse en
el empeño sacerdotal católico, apasionado y dedicado en aquello que percibe
como justo y oportuno.

Según la obra, los años en los cuales Oscar Romero
aprende de los pobres y es capaz de compartir con ellos su vida y su destino no
llegan a completar la decena, a lo que hay que añadir que ni siquiera en estos
deja de frecuentar la forma de la oración del Opus Dei, cosa que resulta
sorprendente, pues  tal grupo, que ha promovido otros “canonizaciones”, de
esta no lo ha hecho. Sorprende, sobre todo, sin se presta atención al hecho que
en el caso de Romero no existe una “conversión” (al estilo caída del caballo
del Apóstol Pablo) sino más bien un completar una obra que era iniciada: el servicio
al ser humano concreto, solo que sobresale el compartir el destino de quienes
son marginados, pisoteados y masacrados por aquellos que mantienen algún
privilegio y que de hecho lo mantuvieron.

Después de matar a Mons. Romero, de continuar la
masacre y la humillación de los más pobres de El Salvador, quitándoles incluso
la palabra y las oportunidades de defenderse, queda el triunfo de los gamonales
quienes resultaron victoriosos y los sicarios pasaran –como heredad- a las
maras, mientras que la fortuna de los muertos en el cedazo del tiempo y del
olvido en la espera que los vivos honren su memoria.

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