León Febres-Cordero en el lago del malecón
29 agosto, 2014
El rey león, marioneta bergamasca. Italia, 2014
Los amigos del
ex-presidente León Febres Cordero le han dedican un monumento, de manufactura
española; tal escultura metálica ha sido emplazada en una lagunita en el
Malecón del ciudad de Guayaquil, de la cual el viejo político -que dijo suceder
a Camilo Ponce en los principios del PSC- fue alcalde, donde obviamente no le
fue difícil hacer el enclave de su partido, después de las desastrosas
administraciones populistas del PRE, y sobre todo si se considera que la última
parte de su encargo de la Presidencia de la República, la utilizo para
catapultarse a la casona del burgomaestre de la Perla del Pacífico, desde donde
siguió manipulando la política nacional, el sistema de las Cortes de Justicia siempre
reanimando un separatismo voraz.
ex-presidente León Febres Cordero le han dedican un monumento, de manufactura
española; tal escultura metálica ha sido emplazada en una lagunita en el
Malecón del ciudad de Guayaquil, de la cual el viejo político -que dijo suceder
a Camilo Ponce en los principios del PSC- fue alcalde, donde obviamente no le
fue difícil hacer el enclave de su partido, después de las desastrosas
administraciones populistas del PRE, y sobre todo si se considera que la última
parte de su encargo de la Presidencia de la República, la utilizo para
catapultarse a la casona del burgomaestre de la Perla del Pacífico, desde donde
siguió manipulando la política nacional, el sistema de las Cortes de Justicia siempre
reanimando un separatismo voraz.
Ciertamente, a León
Febres Cordero se le debe la actuación eficaz en contra de los grupos (casi)
insurgentes en el Ecuador –grupos, que a diferencia de aquellos de los países
vecinos, no tuvieron una radical aceptación en las clases rurales y marginales,
de hecho los integrantes de tales grupos (pocos) eran de las clases media
alta-. El recuerdo de la represión (brutal) trae al recuerdo los adestramientos
de las fuerzas anti insurgencia en Israel. En esta lacra de violencia sobresale,
de una manera misteriosa, la actuación en contra de los hnos. Restrepo (colombianos)
que han cubierto el escenario llevando a marginar todos los demás casos.
Febres Cordero se le debe la actuación eficaz en contra de los grupos (casi)
insurgentes en el Ecuador –grupos, que a diferencia de aquellos de los países
vecinos, no tuvieron una radical aceptación en las clases rurales y marginales,
de hecho los integrantes de tales grupos (pocos) eran de las clases media
alta-. El recuerdo de la represión (brutal) trae al recuerdo los adestramientos
de las fuerzas anti insurgencia en Israel. En esta lacra de violencia sobresale,
de una manera misteriosa, la actuación en contra de los hnos. Restrepo (colombianos)
que han cubierto el escenario llevando a marginar todos los demás casos.
La escultura del
triste león de la laguna representa un recuerdo del viejo estilo de hacer
política en el Ecuador; un testimonio que deambulará por el puerto de Guayaquil
haciendo sonar las cadenas de los condenados –quizá por eso la imagen es
taciturna y afligida-. En ese recuerdo revivimos al montubio de ciudad que se
solaza con sus caballos de raza y frecuenta contry-clubs
exclusivos; aquel político que práctico el disparo olímpico con pistola,
una compañera fiel que le acompañaba hasta en las sesiones del Congreso, cuando
debía representar su papel de denunciante. El presidente del Ecuador que
recibió a Juan Pablo II y que recibió del papa una condecoración (“por su méritos”?).
Era ese león que rugía todas las semanas, quizá porque tenía hambre,
ciertamente, los felinos, como los gamonales, siempre están hambrientos. No sé
en que parte entraban los principios del Partido Social Cristiano, agrupación
que también fue engullida, obvio, con semejante apetito.
triste león de la laguna representa un recuerdo del viejo estilo de hacer
política en el Ecuador; un testimonio que deambulará por el puerto de Guayaquil
haciendo sonar las cadenas de los condenados –quizá por eso la imagen es
taciturna y afligida-. En ese recuerdo revivimos al montubio de ciudad que se
solaza con sus caballos de raza y frecuenta contry-clubs
exclusivos; aquel político que práctico el disparo olímpico con pistola,
una compañera fiel que le acompañaba hasta en las sesiones del Congreso, cuando
debía representar su papel de denunciante. El presidente del Ecuador que
recibió a Juan Pablo II y que recibió del papa una condecoración (“por su méritos”?).
Era ese león que rugía todas las semanas, quizá porque tenía hambre,
ciertamente, los felinos, como los gamonales, siempre están hambrientos. No sé
en que parte entraban los principios del Partido Social Cristiano, agrupación
que también fue engullida, obvio, con semejante apetito.
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