Las corridas de toros populares en Machachi

Los toros populares son las celebraciones típicas para los acontecimientos importantes en los pueblos de la serranía ecuatoriana. Los moradores de Machachi recuerdan la inauguración de la planta eléctrica, cuyo festejo tuvo cinco días de toros. Los programas de fiestas deben ofrecer tres o cuatro jornadas de toros.

Los toros populares son una tradición en los pueblos de la serranía ecuatoriana y Machachi no es la excepción para festejar las fechas especiales. Lo desagradable de estas «corridas de toros» es que muchos jóvenes, niños y borrachos cualquiera entran a la arena de las improvisadas plazas. Estos, confiados con la presencia de ganado de la montaña, no se preparan ni se percatan de los peligros que supone estar frente a un auténtico toro de lidia.

La plaza de toros: arena y chinganas

Las corridas de toros populares requieren, primeramente, implantar una plaza. Este empeño, se realiza con la selección de la arena y la construcción de las chinganas. Cada chingana, ofrecerá a los asistentes la posibilidad de observar el desarrollo de la corrida de toros desde los tablados. Las partes bajas de los tinglados sirven para preparar y servir comidas y bebidas típicas de la ocasión: mote, tostado, tortillas de papa, hornado o fritada de puerco, tamales, empanadas de viento, maduros fritos, cervezas, gaseosas, agua, caramelos, etc. Todo, puestos comida y bebida, se acompaña con viento y polvo.

Un aplauso a la ficción

Las vacas y los toros criados en la montaña salen a la arena en las corridas de toros populares como sí fueran animales de lidia; allí los supuestos toreros se mofan, mostrándose como valientes, llenos de coraje y como conocedores de las artes de la tauromaquia. Pero, la verdad, nadie sabe de toreo, aunque lleven capotes y muletas llamativas, como tampoco los animales son de casta.

Desde los tablados

Los espectadores del acontecimiento en la plaza quedan sin palabra y gritan cuando una toro o una vaca pelotea a algún avezado torero; algunos incluso sufren las encornaduras y otros dejan sus vestidos en las puntas de los astados. Suelen decir, para que sea una buena jornada de toros, hace falta uno o dos muertos. Por los graderíos circulan, como auténticos acróbatas, los vendedores de cigarrillos, caramelos, algodón de azúcar, naranjas peladas y más golosinas. Lo divertido en los tablados de las chinganas son las bromas y las ocurrencias.

Hasta que llega la noche

Las corridas de toros populares terminan con el caer la tarde, algunos de los asistentes se quedan todavía libando, mientras las mayoría se encamina por el medio de ventas de pinchos y otros asados; igualmente, todas las calles ofrecen distintas tonadas, según los gustos. El ambiente se pierde con la llegada de la noche y el humo del carbón juntamente con la polvareda desaparecen en la oscuridad.

Deja un comentario