
La confusión entre obediencia y manipulación
La confusión entre obediencia y manipulación puede llevar a consecuencias negativas y problemáticas en diferentes situaciones, pero ¿afirmar que es «abrir un portal del infierno» es una expresión metafórica y exagerada?
La obediencia implica seguir instrucciones o acatar reglas y normas establecidas por una autoridad legítima, como los padres, profesores, líderes religiosos o figuras de autoridad en general. La obediencia puede ser vista como una virtud cuando se ejerce de manera responsable y ética, siguiendo pautas que promueven el bienestar y la convivencia pacífica: cuando prevalece una ley y no se impone al arbitrio del sujeto, que hace de autoridad.
La manipulación implica influir o controlar a alguien de manera astuta o deshonesta para lograr un objetivo personal, muchas veces a expensas de los intereses de la persona manipulada. La manipulación se basa en tácticas engañosas, como el uso de la persuasión emocional o la información selectiva, con el fin de obtener un beneficio propio.
Confundir obediencia con manipulación puede ser problemático porque puede llevar a aceptar y seguir instrucciones sin cuestionarlas, incluso cuando son injustas o contraproducentes. Sin embargo, esto no significa que confundirlos automáticamente abra un «portal del infierno». Es importante fomentar el pensamiento crítico y la autonomía personal para evitar caer en situaciones manipuladoras y promover relaciones basadas en el respeto mutuo y la comunicación abierta.
La obediencia puede ser una cualidad positiva cuando se ejerce de manera consciente y responsable, la manipulación implica un abuso de poder y una falta de integridad. Es esencial comprender la diferencia entre ambas y promover la toma de decisiones informada y ética en nuestra vida cotidiana.

La Eucaristía en el Ecuador
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