La calificación de la Universidad de Otavalo

Una buena
investigación que determine los lugares en el Ecuador en los cuales se ha
desarrollado el interés por la “ciencia”, no podría ocultar la contribución de
la provincia de Imbabura, especialmente de Otavalo, donde sobresalen los
personajes de la Liga Vasconcelos y los miembros del grupo del Instituto
Otavaleño de Antropología.
El surgir
de las universidades en la zona norte del Ecuador, los últimos años del siglo
pasado (de la sede de Ibarra de la Pontificia Universidad Católica, primero, y
de la Universidad Técnica del Norte, después), fue justificada en la necesidad
de satisfacer el deseo de culminar con (el llamado) proceso educativo (kínder,
escuela, colegio, universidad –también dentro de la forma occidental-) que, de
alguna forma, ofrece o garantiza más y mejores posibilidades de trabajo.
Interesante concepción que es cercana y sustituye a confianza que se ponía, en
años no tan remotos, en las escuelas de artes y oficios.
La escandalosa
falta de espacios para promover diálogos y determinar los aportes en los
diversos ámbitos de las ciencias, igualmente que el abandono del cometido de
las academias científicas en el Ecuador provocan que los susodichos campos se
debatan en el subjetivismo y se establezcan como criterios dirimentes la
dinámica interna de las instituciones y el ejercicio de los egresados en las
empresas e instituciones donde consiguen un puesto de trabajo.
Si se
toma en serio el compromiso con la ciencia y si se busca en las actuales
instituciones de educación superior aportes concretos en los diferentes campos
científicos, solo se podrá encontrar en pocas un compromiso autentico con la
ciencia, entre esos pocos seguro relucen los resultados objetivamente provenientes
del esfuerzo realizado en el Instituto Otavaleño de Antropología –de donde nace
la Universidad de Otavalo-. ¡Otros deberían ser los parámetros de calificación
de la universidad ecuatoriana! Y, esos parámetros, deberían estar más apegados
al trabajo científico que a la tramitología burocrática de titulación (al
proceso educativo). ¡Habría que arriesgar a construir el camino -también en el
ámbito científico- según nuestra identidad!

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