Jaime Guevara y el error de la izquierda tirapiedras

Cerradura de un portón. Gallarate, 2012
La
alusión al incidente del Presidente Rafael Correa con el cantautor Jaime
Guevara, seguramente habrá provocado una venta de los discos de este artista
–me refiero a Guevara-, igualmente como ha despertado los comentario sobre este
tradicional personaje de la “protesta social” ecuatoriana.
Hace
años escuché la música de Jaime Guevara. Esa sonaba mientras, en el taller de
mi padre (una cerrajería), yo media, cortaba y soldaba pedazos de hierro para
convertirlos en ventanas, puertas o pasamanos. Era un trabajo duro y después de
eso tenía que ir a ordeñar y guardar la vaca, sin olvidar los estudios en el colegio. Mientras, el cantor protesta
cantaba y cantaba. Los temas de ese cantor no eran originales en la música como
tampoco eran en sus insultos, pero –decían- tenía el mérito de ser el único en alzar la voz en nombre de todos los “marginados de la patria” o sea «de ser la voz de aquellos
que no tienen voz».
Hay
negocios miserables, entre ellos ubico el aprovecharse de las necesidades ajenas,
como han hecho (y lo hacen) algunas figuras políticas, artísticas… y religiosas
(incluso). En esta lista están esos folkloristas que trasformaron la
organización social y los ideales de justicia (educación y libertad) de los
ciudadanos en temas de canto. De hecho siempre viven cantando o viven del
canto. ¡No debían trasformar el mundo! ¡Esos solo viven de sueños, les gusta o
se malacostumbraron a vivir en los ensueños, es su negocio! Una izquierda así
es demasiado “utópica” para inspirar un verdadero cambio social e insulta cualquier
anarquismo no se diga la democracia.

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