Idea para gestionar de la cultura en el Ecuador

Vaquita feliz con pipa, sobre tapete y entre libros, 2013
Después de corregir el error existente en la concepción abusiva de
reducir la cultura a las artes, se debe iniciar propuestas para aprovechar de
estos instrumentos (los artes), obviamente en cada uno de sus ámbitos específicos.
Pero, como estamos en el comienzo, se debe prestar especial atención a la
promoción de la lectura y la escritura, que no son solo elementos basilares
para el desarrollo de todos los demás artes sino que también procurar el
desarrollo de cada una de estas.

El llamado a leer y a escribir parecería pregonar una ofensa a los
“maestros” o incluso ser interpretado como el ingrato desconocimiento de los
logros –que se deberían dar por supuesto- de las escuelas, los colegios y las
universidades, pero los resultados son los resultados, en el Ecuador no se lee
o se lee poquísimo (solo en el estrato social culto o de los ricos) y no
precisamente por la falta de recursos económicos. La industria editorial se
mantienen en mantillas desde su alumbramiento, ocurrido hace siglos y me temo
que ningún comedido se ha dignado cambiarlas. No se trata de replicar esas
fracasadas “campañas de lectura”, de las que he sido testigo, y de las cuales
se puede decir: o son promoción de los autores de cuño de “oz y martillo” que
no trasgreden de admirarse los ombligos mutuamente o son promoción de los
“cultos” que únicamente publican para su “publico docto”.

Se trata de inspirar y promover la lectura y la escritura. Esto es de
reconocer las capacidades de los autores –escritores- capaces de llegar al
público, al publico ecuatoriano; obviamente, no tiene nada que ver con aquellos
que llenan coliseos con alumnos de instituciones educativas –público esclavo,
inútil y falso- de los programas pseudo intelectuales o académicos o de quienes
venden libros por compromiso. Seria, una nueva realidad para la cual se
necesita invertir (creación de pequeños periódicos locales) y de responsables
(gestores que midan el impacto de los escritos) capaces de ayudar a que se
escriba y que se lea en cada familia, en cada comunidad, en cada pueblo, en
cada barrio, en cada una delas ciudades. El logro está estrictamente ligada a
la industria editorial, al funcionamiento de las librerías y a las dinámicas de
las biblioteca. Este es una meta que se la puede medir objetivamente y con el
cual se puede percibir también el nivel de libertad de los ciudadanos y de la
democracia de las sociedades.

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