El suicidio político de Rafael Correa

El aumento de los impuestos en la Capital ecuatoriana fue uno de los
factores influyentes, sin duda, que determinó en los electores para no votar por la relección de Augusto Barrera (Alianza Pais – Revolución Ciudadana) a la
alcaldía de Quito en los pasados comicios. ¡Increíblemente! El gobierno de
Rafael Correa (AP) insiste en aumentar impuestos a nivel nacional. ¿Quién le
aconseja este suicidio político? ¿Los mismos que asesoraron a Barrera?

Las abundantes laméntelas de Rafael Correa, después de la pérdida electoral
pasada, le llevó a justificar “matemática” 
y presentarse como ganador, inventándose como motivo del descalabro en
las urnas una confabulación en su contra (gobierno de izquierda), que llamó:
Restauración Conservadora consistente en una acción de los de la “Derecha”
(oligárquica) que no quiere perder sus privilegios; pero, este fantasma de la
“Renovación Conservadora” parecer, más bien, otro producto mediático para
socapar la ineptitud de un gobierno cuya propuesta financiera dependía de la
suerte (El valor internacional de petróleo), como decía el mismo Rafael Correa
en una de las “conferencias académicas magistrales” en Milán (Italia). 

Los capitales “invertidos” en proyectos, por parte de la Revolución
Ciudadana, no han alcanzado resultados que se puedan medir (a menos que se los
haga con el cero o los números rojos) e incidir en la producción nacional sea
en la pequeña y mediana industria sea en los ámbitos de agricultura y ganadería
o sea en los de turismo, dejando patente la falta de visión y la carencia del
reconocimientos de la realidad efectiva del Ecuador, por el contrario resaltan
la confianza de un mandatario confiado solo de la venta de recursos naturales
(extractivismo).

El ámbito en el cual resultan campeones, estos del gobierno de Rafael
Correa, es el campo de los medios de comunicación, en el cual han fabricado
realidades ilusorias para fascinar la imaginación y la esperanza de los
electores; ámbito en el que los regímenes 
“socialismo utópico” e ineficientes (además de ser déspotas) son
tradicionalmente efectivos.


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