El grito de Galarza Zabala es un rotundo No
1 mayo, 2011
Vorágine es el término que se usa para describir una mezcolanza caótica de muchas cosas y viene de una obra realizada en la edad media por el fraile Jacobo de la Vorágine, que consiste en una recopilación desordenada de muchas cosas, una perturbadora mezcolanza caótica (un tutum revolutum), casi como decir un rio revuelto. Esta es la sensación que me causa leer la opinión del mítico Jaime Galarza Zabala, que lo siento cercano al régimen de la Revolución Ciudadana no solo en el estilo visceral sino como parte de la fracción de las izquierdas que apoya al “proyecto” de la RC.
Ciertamente, como lo hace Galarza Zabala en el artículo del telégrafo, se puede acusar a algunos eclesiásticos (que no son pocos) de ser lacayos del despotismo (de algún mandamás), se puede citar casos y casos de la historia ecuatoriana antigua y reciente, pero no se puede generalizar a la entera misión de la Iglesia, olvidando el rol de muchos hombres enteramente coherentes y comprometidos con la Fe, esté es el rol de la Iglesia mientras que el primero, el servilismo, es un abuso, una vergüenza y un pecado por el cual, recodemos, Juan Pablo II –ahora Beato- ha pedido perdón al Señor.
“Ésta vez No”. Dice el famoso poeta de la denuncia de “El festín del Petróleo” como conclusión de su acusación (débil y demagógica) en contra del Arzobispo de Guayaquil y Presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana. Galarza Zabala debería enfocarse en la temática (Consulta Popular) en vez de agredir, esto es aportar argumentación para votar por el Sí, no lo hace y se encierra en la misma práctica descalificatoria del grito y la amenaza, estrategia propiamente del despotismo que denuncia. Por otro lado se puede también acusar y recordar (no a pocos “ilustres” próceres) como traidores de la libertad y de los grandes ideales de la humanidad, como lo hizo, en su tiempo, Pedro Moncayo, pero no es el caso de saber quién hizo el papel de esbirro en la historia.
Concuerdo con los apuntes históricos que hace Galarza Zabala en su artículo y me parece que debería agregar otros como la falta de preocupación por esclarecer los hechos y la falta de un vía de comunicación objetiva, igualmente la poca capacidad del laicado y de los eclesiásticos “menores” para expresar sus criterios, cuestiones, entre una vastísima lista, que tampoco entran en esta temática de la Consulta Popular, pues es un trabajo interno de la comunidad de los fieles católicos, a la cual, seguramente, el señor Galarza Zabala, dirá no pertenecer.
En resumen, todo el polvo levantado en torno a la Consulta Popular y todos los millones gastados en publicidad tienden a centrar la atención en encontrar las intenciones de los actores políticos del Ecuador, que para nosotros, simples ciudadanos, es una vorágine, un rio revuelto que como de costumbre más de una avispado piensa pescar y donde cabe preguntarse ¿Por qué esto es así? Lo que me parece atroz e irresponsable en esta polvareda es la notoria falta de un llamamiento a la unidad de los ecuatorianos, por aquellos que tiene voz, lógicamente y esto no recae solo a los personajes del gobierno.
Anterior
Profesores; buenos malos y peores
Más recientes
“¡Se ha hecho justicia!”-dicen-: ¿el mensaje es claro?
También te puede interesar

Un anuncio siempre nuevo
25 diciembre, 2023
Morituri te salutant
31 marzo, 2020