El cierre de las universidades E perjudica a la Universidad Ecuatoriana

Los
izquierdos insípidos, tiradores de piedras y gritadores, no sueles proponer argumentos
en esto son igualitos a los silenciosos e insolentes déspotas de las derechas,
para quienes la verdad está dicha y solo basta obedecer; parecen, entrambos,
componer, una tragicomedia para distraer a la mayoría y asegurarse adeptos y secuaces,
que vivan empeñados a los dogmatismos respectivos, sea como promotores,
esclavos o payasos. 
El caso
ecuatoriano de cerrar las universidades –calificadas como lagunosas en su “calidad”
educativa- abre la puerta a un desfalco un más grande: el que se ampara en el
monopolio de unas universidades llamadas “estatales o publicas” (porque sin
financiadas por el Estado). Lamentable, en este caso, como en otros, no se
escuchen voces a favor de la reivindicación de la libertad. Para ejemplificar,
baste analizar la competencia desleal e injusta de los centros públicos con las
pequeñas o nacientes universidades (llamadas privadas), instituciones que no
puede acceder o manejar presupuestos económicos del estados como las dichas
“publicas”. Presupuesto que es dinero de todos los ecuatorianos (de todos) no
solo de los que van a ciertos centros.
Desagraciadamente,
la medida de cerrar las “universidades garajes” por parte de los empleados del
Gobierno (servidores públicos), en mi opinión, está sumergida en la demagogia, que
hace suponer ridículamente que el mal se puede reducir a un nombre. La medida
de cerrar los centros universitarios, no asegura la calidad de educación superior
en el Ecuador, todo lo contrario retira la competencia que podía provocar un
serio cuestionamiento de la “calidad” de los mal llamados centros públicos. Una
medida inteligente hubiera sido o podría ser dirigir los recursos económicos
directamente a los alumnos (no a los universidades como es la practica), que sean
los alumnos quienes escojan libremente la universidad a la que quieran ir y no
sean obligados (pierdan la libertad) a asistir a una institución totalmente
direccionada, sea a una izquierda o a una derecha determinada.

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