Educación: “el que quiera conocer, debe primero creer”
17 agosto, 2013
En el afán de querer conocer alguna cosa, en los años que llevo de vida, llego
a una conclusión: Cada asignatura (cada ciencia) tiene sus dioses fijos e
inamovible, existe una ortodoxia y, obviamente, una tropa de ministros que
autorizan la admisión de los discípulos, califican a los mejores o más
fundamentalistas para hacerlos secuaces y expelen a los heréticos, es decir
cualquiera que objete o cuestione el sistema.
La (mala) educación es la fábrica de zombis o servidores de máquinas
gigantescas (fantasmales), que cotidianamente necesitan la inmolación de
victimas. Un auténtico profesor, en cambio, inicia siempre con un ataque de
sinceridad. La verdadera educación si no promueve la libertad construye
grilletes y selecciona víctimas (empleados) para sacrificarlas a los ídolos.
En el afán de querer conocer alguna cosa, en los años que llevo de vida, llego
a una conclusión: Cada asignatura (cada ciencia) tiene sus dioses fijos e
inamovible, existe una ortodoxia y, obviamente, una tropa de ministros que
autorizan la admisión de los discípulos, califican a los mejores o más
fundamentalistas para hacerlos secuaces y expelen a los heréticos, es decir
cualquiera que objete o cuestione el sistema.
En tiempos antiguos los herejes y apostatas
eran científicamente torturados y purificados por medio del dolor, del fuego y
del agua, hasta que aceptaran la “verdad” y la verdad hacia libres. En los
últimos tiempos, los herejes solo son marginados, insultados e ignorados. ¡Y no
vale la pena ser hereje si se quiere progresar!
eran científicamente torturados y purificados por medio del dolor, del fuego y
del agua, hasta que aceptaran la “verdad” y la verdad hacia libres. En los
últimos tiempos, los herejes solo son marginados, insultados e ignorados. ¡Y no
vale la pena ser hereje si se quiere progresar!
Me parece una metáfora interesante, el
atribuir a las cultores de las ciencias y a las mismas ciencias las
características de los fenómenos religiosos fundamentalistas. En estos grupos
no interesa la verdad sino la adherirse a un paradigma (la voz autorizada de
los ministros) o sea una forma de entender y de explicar la realidad. Estudiar,
en este sentido, es un ejercicio de conversión religiosa: cada profesor exige e
impone al alumno una actitud de sometimiento igual a la conversión religiosa.
Aquí, como en todo, vale la expresión: “el quiera conocer debe primero creer”.
atribuir a las cultores de las ciencias y a las mismas ciencias las
características de los fenómenos religiosos fundamentalistas. En estos grupos
no interesa la verdad sino la adherirse a un paradigma (la voz autorizada de
los ministros) o sea una forma de entender y de explicar la realidad. Estudiar,
en este sentido, es un ejercicio de conversión religiosa: cada profesor exige e
impone al alumno una actitud de sometimiento igual a la conversión religiosa.
Aquí, como en todo, vale la expresión: “el quiera conocer debe primero creer”.
Los (malos) profesores son piezas del sistema,
ejercen de pontífices y más allá de las teóricas se emplazan las creencias (dogmas)
establecidas y operantes, con su fama de verdad, pero sólo se trata de teorías o
sea constructos mentales, fabricaciones humanas, invenciones ingeniosas…
ejercen de pontífices y más allá de las teóricas se emplazan las creencias (dogmas)
establecidas y operantes, con su fama de verdad, pero sólo se trata de teorías o
sea constructos mentales, fabricaciones humanas, invenciones ingeniosas…
La (mala) educación es la fábrica de zombis o servidores de máquinas
gigantescas (fantasmales), que cotidianamente necesitan la inmolación de
victimas. Un auténtico profesor, en cambio, inicia siempre con un ataque de
sinceridad. La verdadera educación si no promueve la libertad construye
grilletes y selecciona víctimas (empleados) para sacrificarlas a los ídolos.
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