Dumbledore Correa (verde) y Voldemort ? (azul)

Candado.

La historia de Harry Potter puede servir para
explicar
el momento política
del Ecuador, en estos
días. Se advierte dos grupos. El uno,
que dice defender los grandes interés de los más “
pobres
(una especie de “izquierda reformada”) y promover los derechos de igualdad
entre todos los ciudadanos (una especie de “liberalismo moderado”). El otro,
dice defender la libertad en contra de los autoritarismos (una especie de
“liberalismo reivindicativo”)
y pretende
recuperar aquellos bienes tradicionales recientemente marginados (una especie
de nacionalismo consuetudinario”). El primero se parece al grupo de Albus Dumbledore, en el cuento de J. K.
Rowling, mientras el segundo al de Lord
Voldemort
, pues no es ajeno –este último- a resaltar la “pureza de la
sangre” en el desempeño del cometido del ejercicio del poder.


No conviene olvidar que el tema principal de la politica ecuatoriana,
en estos días, se
trata de una contienda por el poder o
exactamente por detentar el poder de unos u otros. Lo absurdo, como se revela
también en la aventura J. K. Rowling, es que existe un gran grupo que es el que
sufre las consecuencias o los beneficios de las decisiones de aquellos que
detentan el poder. Paradójicamente, este
grupo es
el
mayoritario y el que decide quienes son aquellos que detentan el
poder
. Este grupo está en
el
centro, en el cual los miembros deben
ser convencidos y seducidos con slogans y
golosinas,
se llama ovejas
o borreguitos” o masa (pueblo) y tiende a adquirir un color
preponderante
, desagraciadamente según
la moda y no según un criterio democratico,
es verde,
azul, amarillo, rojo
  


Aquí el problema para la democracia, pues no ha
existido pueblo en el cual todos los miembros estén en el mismo nivel de
información y de crítica de la información; de hecho, los grupos de poder
tratan siempre de marear a los miembros del pueblo con todos los medios (pan y
circo o terror y armas…); los miembros del pueblo, por su parte, no es que se propongan
alcanzar su libertad, porque siempre será mejor y más cómodo “obedecer”, al final, como
dicen los autócratas “El que obedece no se equivoca”, aunque esto sea un parecer
contrario a la libertad y al autor de la libertad.

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