“Demuestre su cultura: arroje la basura por la ventana”

 

Después de escuchar esas palabras del rector sobre
demostrar “más cultura” durante el partido del fútbol intercolegial, encontré
un stikers donde se repetía la palabra “cultura”, pero esta
vez, exigía: “demostrarla arrogando la basura por la ventana de un bus”,
que por
supuesto seria una unidad de la Cooperativa Mejía o Carlos Brito, que
suelen hacer el recorrido Machachi-Quito y , en ese tiempo, eran buses que iban
siempre llenos, con muchos pasajeros en pie e incómodamente apretados, eran
recorridos sin paradas fijas y ambientados con música chica o cortavenas, a
todo volumen, que solo se interrumpía por las palabrotas del conductor o del
controlador.
El significado del termino “cultura” en este caso,
aunque parece igual al anterior o sea la práctica de una “buena educación”
–algo similar a lo que se aprendía en el famoso Carreño (libro de urbanidad)- pero que difiere en tener un
significado de aquello que se cree que es correcto, esto es lo habitual, lo que
se hace siempre: la costumbre.
Arrogar la basura por la ventana, como decía
el striker, es ensuciar la calle en lugar de ensuciar el interior
del bus: una exquisita paradoja. Lo interesantísimo en esta frase es que testifica
una práctica habitual, práctica que tenia el valor de una ley, para ser
publicada y exigida: lo consuetudinario.
Así, comienza mi complicación con el termino “cultura”,
complicación que en mi mente es como el diferenciar la “izquierda” de la “derecha”
(no hablo de política); paradoja en apariencia sencilla hasta que  se
piensa qué se dice y a qué se refiere con lo dicho.
En el caso de la cultura la complicación creció
cuando una mañana desperté y encendí la televisión, pregonaban: “para rescatar
nuestra cultura, gran concurso de bandas de pueblo”.

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