Congresos y reuniones multitudinarias de «fe»

Cadenas en medio de un acera,  Berruecos. Colombia, 2013

A
propósito de un artículo anterior, una señora comenta de un congreso en el cual
una misionera contó sus experiencias en su misión en el Ecuador; en esta
comunicación se descubre -dice la comentarista- que esa misionera conocía la
realidad ecuatoriana, esto es de la vivencia de la fe de los hombres y mujeres
del país, con más precisión incluso que los propios de país.
El
comentario muestra precisamente lo que afirmo en mi referido artículo. La
pretensión de juicio que tiene algunos foráneos o los propios, pero formados en
mentalidades foráneas, que siendo una ayuda, no deja de ser un abuso, porque el
referente del juicio es un modelo ideal (idealizado), existente solo como
entelequia además de surgir de tradiciones diversas a las que pretenden juzgar.
Los modelos que se debe estudiar son los pertenecientes a las tradiciones propias,
que en nuestra tierra son vigorosos aunque desconocidos y olvidados por los
propios y marginados e injustamente descalificados por los algunos extranjeros.
En
lo que se refiere a las reuniones de masa hay que recordar que la vivencia de
fe se realiza en la interioridad personal y se muestran en las labores comunes
y ordinarias de la vida (esto es lo que funda las tradiciones), no se trata de
espectáculos de multitudes; tales espectáculos, si no recuerdo mal, lo hacen
quién pretenden controlar las libertades, es la estrategia del circo aunque
para ello se deba sacrificar los cristianos a las fieras.

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