
Chagras y Huairapamushcas
Pensar sobre la respuesta al interrogante ¿Qué es el chagra? es necesario ante la reducción irrespetuosa de imaginarse una identidad a una vestimenta y unos cuantos aparejos.
Simplemente, vergonzosa, es la pretensión de reducir el ser chagra a un vestido, sea para los varones: zamarro, poncho, bufanda y sombrero; sea para las mujeres, la mezcla chusca, en la cual predomina alguna antigua forma indígena: bolsicones, blusas de gola, pañolones, sombreros y cintas de colores en las trenzas.
¿Qué es ser chagra? Aunque en Machachi, desde inicios de los ochentas del siglo pasado, se propuso un desfile que honra a quienes se ocupan de los trabajos agrícolas y ganaderos en los campos y en las laderas de los Andes ecuatorianos, no se hareflexionado a nivel académico sobre las características del ser humano para considéralo como un chagra; ciertamente, esta tarea es muy difícil, por la falta de una teoría adecuada de la cultura a nivel general, y por la contaminación, a nivel local, de concepciones de matriz folklorista, e interferencia del antiguo despotismo gamonal.
Resulta fatuo o innecesario preguntarse, por algo, cuando ese algo es reconocido por todos los miembros de un grupo humano; pero cuando se cuestiona la identidad de alguna cosa, significa que aquello no es ni reconocido ni comprendido. Si el paseo procesional del chagra fuese simplemente un festejo anual, un desfile protagonizado por aquellos que se ocupan de las tareas agrarias y ganaderas en la serranía ecuatoriana, no existiese problema, pues el paseo mostraría todo aquello que se realiza en tales trabajos; el problema se incuba con la supuesta definición de “chagra”, que limita su participación en el desfile y convierte a los participantes en meros disfrazados; de tal modo, el tal paseo procesional del chagra no es algo auténtico y es una concepción que empobrece, contamina y vacía las identidades que supuestamente pretende custodiar y promover.
El chagra de Machachi es configurado por su cultura, y obviamente es mucho más que un disfrazado de zamarro, poncho, sombrero y bufanda, que monta a caballo y enlaza toretes… Contrariamente, el chagra, es el Señor de las tierras andinas y este señorío es lo que debe mostrarse en todas las dimensiones de su existencia, incluso cuando come un timbushca, juega al cuarenta o se toma un trago… todo está marcado para el auténtico chagra por aquello que bien expresa José Romero y Cordero en el Himno al cantón Mejía “el que sabe defender el honor de pensar”. Esta es la diferencia entre un Chagra y un Huairapamushca*, aunque éstos sean muchos y griten bastante.
*Utilizo el término Huairapamushca (Hijos del viento), como lo hace Jorge Icaza, en la novela del mismo nombre, publicada en 1934.
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