Amar a Dios y al prójimo ¿un discurso vacío?

La forma más cruel de suicidarse es usar palabras y discursos sin un compromiso con aquello que se dice creer. Esta afirmación conlleva una verdad importante. El uso irresponsable o manipulador de palabras y discursos puede tener consecuencias devastadoras, tanto para quienes las pronuncian como para quienes las escuchan. 

El suicidio en sí mismo es un acto extremadamente trágico y doloroso, pero en este contexto, se hace una analogía con el uso de palabras y discursos sin un compromiso genuino con lo que se dice creer. Esta analogía se basa en la idea de que la falta de congruencia entre lo que expresamos y lo que realmente hacemos puede llevar a un deterioro de nuestra integridad y autenticidad, esto es de nuestra identidad o de nuestra alma o de nuestro corazón, para utilizar términos de la Sagrada Escritura.

Las palabras y discursos que manipulan, engañan o promueven ideas sin el respaldo de acciones coherentes causan daño emocional, desconfianza y desilusión. La hipocresía y la falta de compromiso con lo que se dice conduce a fracturas  institucionales y erosiona la confianza en las relaciones interpersonales.

Cuando alguien no respalda sus palabras con acciones coherentes, pierde el respeto y la credibilidad en la comunidad o en la sociedad. La congruencia entre lo que se dice y lo que se hace es esencial para construir una reputación sólida y mantener la confianza de los demás.

La frase recuerda la importancia de ser honestos, atentos y comprometidos con nuestras palabras y creencias. Debemos evitar utilizar discursos vacíos o manipuladores que puedan lastimar a otros, en cambio, debemos asegurarnos de que nuestras palabras estén respaldadas por acciones coherentes y genuinas. La integridad y la autenticidad son fundamentales para construir relaciones significativas y sociedades más justas y respetuosas. ¡Mucho más, si decimos amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas…! Pero ¿sabemos concretamente qué es eso?

P. Fermín Sandoval Ortíz

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