A Sucre de Leonidas Proaño
24 abril, 2019
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Dibujo ilustrativo del poema A Sucre (Fabián Latorre, 1984), Quedan los árboles que sembraste. |
El Mariscal de
Ayacucho, Antonio José de Sucre, es una leyenda en el Ecuador; se ha construido
como una figura muy querida y un ejemplo de valor y coraje para imitar. Una
imagen que se contrapone con el sangriento lugarteniente de Bolívar que castigo
y robo a la realista ciudad de Pasto. Asesinado en Berruecos (Departamento de
Nariño, Colombia), en un emboscada, cuando el joven militar retornaba a la
hacienda Chisinche (Machachi, Ecuador) para iniciar su vida en compañía de su
esposa dña. Mariana Carcelén y Larrea, Marquesa de Solanda, y su hija, María
Teresa. Seguramente, el cuerpo de Sucre volvió a la tierra en una fosa común,
cerca de unos de los sitios donde los sicarios consumaron su empresa; aunque,
se difundió la hazaña de haber recuperado los despojos mortales por parte de la
dolida viuda y después de dejarlos escondidos en un monasterio quiteño, donde
serían encontrados y honrados en la Catedral Primada del Ecuador.
Ayacucho, Antonio José de Sucre, es una leyenda en el Ecuador; se ha construido
como una figura muy querida y un ejemplo de valor y coraje para imitar. Una
imagen que se contrapone con el sangriento lugarteniente de Bolívar que castigo
y robo a la realista ciudad de Pasto. Asesinado en Berruecos (Departamento de
Nariño, Colombia), en un emboscada, cuando el joven militar retornaba a la
hacienda Chisinche (Machachi, Ecuador) para iniciar su vida en compañía de su
esposa dña. Mariana Carcelén y Larrea, Marquesa de Solanda, y su hija, María
Teresa. Seguramente, el cuerpo de Sucre volvió a la tierra en una fosa común,
cerca de unos de los sitios donde los sicarios consumaron su empresa; aunque,
se difundió la hazaña de haber recuperado los despojos mortales por parte de la
dolida viuda y después de dejarlos escondidos en un monasterio quiteño, donde
serían encontrados y honrados en la Catedral Primada del Ecuador.
¿La traición y las
insidias de su “frívola y casquivana” consorte? ¿Las envidias de quienes
posteriormente asirán el poder de las repúblicas andinas? ¿La cruel venganza de
vencidos en las laderas del Pinchicha?… ¿el desquite de los pueblos masacrados
por los “libertadores independentistas”? son intrigas que divagan para elucidar
las sombras que envuelven la muerte de Sucre.
insidias de su “frívola y casquivana” consorte? ¿Las envidias de quienes
posteriormente asirán el poder de las repúblicas andinas? ¿La cruel venganza de
vencidos en las laderas del Pinchicha?… ¿el desquite de los pueblos masacrados
por los “libertadores independentistas”? son intrigas que divagan para elucidar
las sombras que envuelven la muerte de Sucre.
Los ecuatorianos
por su parte tratan de cimentar su genio en estos eventos… pero, las mentiras
siempre dejan inmensas lagunas ¿a quienes beneficias las leyendas? A quienes se
benefician con el adormecimiento, quienes no quieren que existen preguntas o
cuestionamientos… quienes pretenden enseñar
“verdades eternas”… pero la verdad, sin la inquietud muere presa de las
sombras, siempre hace falta aquella luz que surge del interior del ser humano
(Así, si se entendería la teoría de la iluminación agustiniana).
por su parte tratan de cimentar su genio en estos eventos… pero, las mentiras
siempre dejan inmensas lagunas ¿a quienes beneficias las leyendas? A quienes se
benefician con el adormecimiento, quienes no quieren que existen preguntas o
cuestionamientos… quienes pretenden enseñar
“verdades eternas”… pero la verdad, sin la inquietud muere presa de las
sombras, siempre hace falta aquella luz que surge del interior del ser humano
(Así, si se entendería la teoría de la iluminación agustiniana).
A
Sucre de
Leonidas Proaño es un poema lírico, escrito en 1936, cuando el autor tiene veintiséis
años, expresa la idea difundida y acrítica,
enseñada a los niños y a los jóvenes en las instituciones educativas
ecuatorianas, la cual proclama a Antonio José de Sucre como el prócer nacional
por antonomasia.
Sucre de
Leonidas Proaño es un poema lírico, escrito en 1936, cuando el autor tiene veintiséis
años, expresa la idea difundida y acrítica,
enseñada a los niños y a los jóvenes en las instituciones educativas
ecuatorianas, la cual proclama a Antonio José de Sucre como el prócer nacional
por antonomasia.
A
Sucre
Sucre
¡Dolor, dolor!
¡Indignación¡ ¡Venganza!
¡Indignación¡ ¡Venganza!
Terribles resonad
en todo el pecho.
en todo el pecho.
Como ruedan
veloces
veloces
fieras olas en mar
embravecido
embravecido
y unas van en pos
de otras a romperse
de otras a romperse
en graníticas
peñas,
peñas,
siento que en mi
se agitan
se agitan
sentimiento tras
otro sentimiento;
otro sentimiento;
se lanzan a
estrellarse contra el mármol
estrellarse contra el mármol
de los sepulcros
que mi mente evoca,
que mi mente evoca,
y con voz
gemebumba triste lloro
gemebumba triste lloro
al inocente Abel
Americano.
Americano.
Miro la tumba, con
furor pregunto:
furor pregunto:
¿Qué mal le hizo
al cruel Caín y
traicionero hermano?
traicionero hermano?
Lancen mis labios
dolorosos gritos,
dolorosos gritos,
préstame el trueno
su fragor horrible;
su fragor horrible;
quisiera que
anatema furibundo,
anatema furibundo,
mezcla de
imprecaciones y despecho
imprecaciones y despecho
y de angustiosos
ayes infinitos,
ayes infinitos,
resuene por los
ámbitos y vaya
ámbitos y vaya
como señal de gran
horror profundo,
horror profundo,
vaya, sí, a
estigmatizar la frente
estigmatizar la frente
de quienes, hace
ya una centuria
ya una centuria
las paginas
mancharon de la Historia,
mancharon de la Historia,
de la joven
América la Gloria.
América la Gloria.
Bello preludio de
brillante día
brillante día
soberbio
desplegaba su bandera,
desplegaba su bandera,
luces, colores
suaves, alegría
suaves, alegría
derramando a
raudales placentera.
raudales placentera.
A través del
selvático paraje,
selvático paraje,
ajeno a todo
militar cuidado,
militar cuidado,
el cóndor
triunfador en Pichincha
triunfador en Pichincha
continua atrevido
largo viaje.
largo viaje.
Después de
contemplar embelesado
contemplar embelesado
la lúcida belleza
de la aurora,
de la aurora,
su mente a
discurrir rauda se lanza
discurrir rauda se lanza
por risueñas
regiones,
regiones,
y esa alborada ser
imaginado
imaginado
de una feliz la
precursora,
precursora,
créela vislumbrar
en lontananza;
en lontananza;
y a la visión
entrega del futuro,
entrega del futuro,
que le brinda en
bellísimos ensueños,
bellísimos ensueños,
el amor del hogar,
el placer puro
el placer puro
Recuerdos del
pasado
pasado
de triunfos y de
gloria
gloria
que vienen como un
sueño a su memoria,
sueño a su memoria,
soberbio los
desecha,
desecha,
y se dice:
“¿Qué más puede
pedirme aún la patria?
pedirme aún la patria?
¿Más sacrificios?
¿más combates?… ¡¡Nada!?
¿más combates?… ¡¡Nada!?
Rota vi por mi
espada
espada
de larga servidumbre
la cadena
la cadena
vi huir al empuje
de mi mano
de mi mano
al fiero león hispano,
teñida en sangre
la real melena.
la real melena.
Del atrevido
hermano,
hermano,
también castigue
un día
un día
su ambición
criminal y su osadía.
criminal y su osadía.
“Después de la tormenta,
¿no es la calma
¿no es la calma
la que viene a
premiar tantos desvelos?
premiar tantos desvelos?
Allá en la cumbre
del Pichincha airosa
del Pichincha airosa
de dulce libertad
dejé prendida
dejé prendida
la antorcha
esplendorosa
esplendorosa
y en sus faldas me
espera cariñosa
espera cariñosa
bajo esa luz la
idolatrada esposa…”
idolatrada esposa…”
Con estos
apacibles pensamientos
apacibles pensamientos
se adelanta
embriagado; la fatiga
embriagado; la fatiga
ahuyentándola así…
¡Oh! ¡quien pudiera
¡Oh! ¡quien pudiera
decirle que no
siga!…
siga!…
¡De la perfidia el
plomo allí le espera!
plomo allí le espera!
¡Oh! la marcha
detén, detén el paso!
detén, detén el paso!
¡No vayas
adelante!… ¡Vano anhelo!
adelante!… ¡Vano anhelo!
Atroz fulmina
matador balazo:
matador balazo:
¡cae la víctima en
lodoso suelo!
lodoso suelo!
¡Horror! ¡horror!
¡Venganza! Gran Pichincha,
¡Venganza! Gran Pichincha,
desentrañad el
fuego que en vos arde
fuego que en vos arde
y en voraz
bocanada
bocanada
¡enterrad al
cobarde!…
cobarde!…
¡Sucre, el
valiente Sucre, el generoso,
valiente Sucre, el generoso,
el noble e
inmaculado,
inmaculado,
el que en las
luchas se cubrió de gloria,
luchas se cubrió de gloria,
yace en tierra, ¡sin
vida abandonado!
vida abandonado!
La sombra de la
víctima tu paso
víctima tu paso
¡seguirá eternamente!
¿Huyes?… ¿Vano
delirio! ¡loca empresa!
delirio! ¡loca empresa!
A la vista de Dios podrás acaso
¿permanecer
oculto?…
oculto?…
¡Mas!, huye, sí, y
esconderte, malvado.
esconderte, malvado.
Huye despavorido,
que del cielo
que del cielo
desciende un ángel
del Señor enviado…
del Señor enviado…
¿Oyes?… ¡Escucha
cuán terrible suena
cuán terrible suena
su voz que te
pregunta y te condena!
pregunta y te condena!
“Caín, Caín, ¿qué es
de tu hermano? –clama
de tu hermano? –clama
el ángel con
acento tremebundo-
acento tremebundo-
Esa sangre vertida
pide al cielo
pide al cielo
venganza, y he
bajado
bajado
feo estigma a
estampar sobre tu frente.
estampar sobre tu frente.
Seguirás vagabundo
sin calma y sin
reposo por el mundo”.
reposo por el mundo”.
A prodigarle celestial
consuelo
consuelo
el ángel se
aproxima al moribundo.
aproxima al moribundo.
Blanca es su
vestidura y en su mano
vestidura y en su mano
ostenta una corona
reluciente,
reluciente,
inclinase risueño
y compasivo
y compasivo
sobre la varonil y
herida frente
herida frente
y la contempla, la
acaricia y llora
acaricia y llora
y así a su oído le habla dulcemente:
“Hace poco soñabas
con la aurora
con la aurora
de una vida feliz…
¡ya se colora!
¡ya se colora!
No maldigas tu muerte,
que la envidia,
que la envidia,
la traición, la
perfidia,
perfidia,
son premio de
gigantes…
gigantes…
Yo soy el ángel
que en tus grandes luchas
que en tus grandes luchas
siempre a tu lado
combatiendo estaba;
combatiendo estaba;
yo dirigí tu
espada en el Pichincha
espada en el Pichincha
y en Ayacucho y
Tarqui.
Tarqui.
Las rosas de virtudes
que en tu pecho
que en tu pecho
florecían gallardas,
y los puros
laureles inmortales
laureles inmortales
que pudiste
conquistar, fui recogiendo
conquistar, fui recogiendo
para tejer con
ellos la corona
ellos la corona
con que Dios tu
carrera galardona.
carrera galardona.
¡vamos, vamos! Levántate
a las nubes;
a las nubes;
Tu virtud es imán
de las naciones,
de las naciones,
del asesino, la
eterna sentencia.
eterna sentencia.
¡Atroz contraste!
¡Qué variada suerte!
¡Qué variada suerte!
¡Vamos, vamos! ¿No
escuchas dulces cantos,
escuchas dulces cantos,
cantos triunfales
de inmortal victoria?
de inmortal victoria?
¡Oh! Mira, Sucre,
mira cuál se esfuma
mira cuál se esfuma
allá a lo lejos
celestial aurora!…
celestial aurora!…
¡Brilla la luz!…
¡Disípese la bruma!…
¡Disípese la bruma!…
¡Nace el eterno
día esplendoroso!…
día esplendoroso!…
de la inmortalidad
están abiertas,
están abiertas,
oh Sucre, adalid
noble y valiente,
noble y valiente,
las broncíneas y
seguras puertas,
seguras puertas,
entra, blasón de
americana gente”.
americana gente”.
El ángel así dice
y la corona
y la corona
colocando de Sucre
en la cabeza,
en la cabeza,
se mustia frente
besa
besa
y su alma alegre eleva
en raudo vuelo
en raudo vuelo
por la mansión del
aire al alto cielo.
aire al alto cielo.
Y todavía tu
radiosa frente,
radiosa frente,
Héroe epónimo,
esplendor sublime
esplendor sublime
tiene y tendrá,
mientras tu gloria mente
mientras tu gloria mente
con orgullo la
patria agradecida.
patria agradecida.
Negra ambición con
invencible seña
invencible seña
en selva oscura te
quitó la vida,
quitó la vida,
mas tu memoria, oh
Sucre,
Sucre,
será por todo un
siempre bendecida.
siempre bendecida.
1936.
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